Cap 32

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-Bueno cariño, tu padre y yo ya nos encargaremos de hacer algo al respecto.-empezó a decir mi madre mientras pasaba uno de sus brazos por mis hombros. Desvié de nuevo la vista hacia donde instantes antes estaba mi hermano. Debía de haber subido a su habitación o algo. Había algo que no cuadraba, un escalofrío empezó a recorrerme todo el cuerpo.

-Bueno, entonces voy a subir a mi cuarto.-dije no muy convencida mientras echaba un último vistazo a mis padres y me separaba de mi madre, quien se despidió de mi con una sonrisa cansada.

Cuando salí de la cocina me apoyé unos instantes contra la pared para procesar todo. Mi padre era un hombre muy trabajador, si había conseguido llegar a la posición en la que estaba ahora era gracias a sus esfuerzos y perseverancia. No iba a decir que era el típico padre que se preocupaba más por su trabajo que por su familia, ya que no era así, para nada. La familia siempre había sido para él lo primero, tratando de equilibrarlo con las exigencias del trabajo. Era por eso que me costaba tanto verlo así ahora. Es cierto que cosas como estas pasaban constantemente, pero siempre se suele ver lo ajeno como desde detrás de un cristal, de una pantalla. Piensas que son las típicas cosas que les pueden ocurrir a los demás, pero no a tí.

Respiré hondo tratando de calmarme y emprendí de nuevo la marcha hacia la habitación, pero esa extraña sensación no se me pasaba. Sabía que había algo extraño, sabía qué era exactamente y, precisamente por eso, no quería creérmelo. Tenía que haber otra explicación, pero el hecho de que Dan hubiera salido volando de la cocina no hacía más que confirmarme lo evidente...

***

Cuando habrí la puerta de su habitación me lo encontré inclinado sobre su escritorio. Se giró bruscamente abriendo los ojos por la sorpresa.

-¿Acaso nunca te han enseñado a llamar antes de abrir?-preguntó Dan mientras soltaba un suspiro y volvía a centrar su atención en su escritorio y sus papeles.-¿Qué habría pasado si estuviera desnudo?-preguntó con burla mientras alzaba una ceja.

-¿Qué estás buscando?-pregunté directamente haciendo caso omiso a lo que había dicho. Dan ni se molestó siquiera en levantar la mirada.

-Unos apuntes que había dejado por aquí.-murmuró mientras continuaba su búsqueda.

-Ya... No serán estos ¿no?-pregunté mientras levantaba la mano en la que tenía los documentos de mi padre. Los que había encontrado en su habitación. En esta ocasión ya levantó la vista confundido. Primero me miró sin comprender, para luego dirigir la vista a los papeles que sostenía a escasos centímetros suyos. Aprecié de primera mano como el tono de su piel fue adquiriendo un tono blanquecino y sus ojos se habrían un poco más. Rápidamente dirigió la vista hacia mí entreabriendo la boca.

-Ni siquiera te atrevas a negar que esto no estaba en tu cuarto.-mascullé mientras le miraba fijamente, esperando alguna otra reacción. Y se produjo. El semblante de Dan cambió por completo. La sorpresa abandonó su rostro y, aunque seguía estando pálido, apretó la mandíbula y me miró fijamente, sin titubear.

-¿Qué haces tú con eso?

Me quedé atónita. La verdad, no se si en el fondo esperaba que lo negara reiteradas veces, que se mostrara tan sorprendido cómo yo lo estaba... Pero aquella reacción me descuadró por completo.

-Así que no lo niegas. Fuiste tú quien los cogió de mi cuarto...

-Supongo que no serviría de nada negarlo ¿no? Los encontraste en mi habitación... Y me has pedido que no te mienta, pues eso hago.-seguía con la mandíbula apretada y podía apreciar sus músculos tensos a través de la camiseta.

-¿Qué narices haces tú con esto?

Dan tenía la mirada fija en mí, pero no dijo ni una palabra más.

Amor vs odio ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora