Subo con Miranda al ático y comienzo a sacar cajas y cajas.
Ella me las pasa y yo las llevo hacia mi nueva habitación. Cuando por fin están todas sobre mi cama, se acerca y comienza a abrir una por una mientras las mira con cariño.
—La idea– me dice- es que ya que no tienes ropa y yo tengo mucha, como veras– señala las cajas– es remodelarlas para ti. Son de cuando tenía tu edad, tal vez un poco más
Me gusta verla feliz. Miranda es el tipo de mujer que está todo el día en casa cocinando, limpiando o arreglando el jardín y se le nota en los ojos el placer que le produce hacer esto que es como su hobby. Ahora se encuentra frente a la máquina de coser remodelando cada una de las prendas que habían en esas cajas, bueno a decir verdad lleva unas siete horas ahí y yo la estoy ayudando, no voy a irme dejándole hacer todo el trabajo a ella, y más si es todo para mí. Mi trabajo es darle algunas ideas y ella se encarga de hacerlo.
Pasamos todo el día en casa haciendo esto y cuando comienza a anochecer terminamos casi todo el trabajo.
Tomo mi celular del bolso que llevé cuando fui con Benjamin al lago y veo que tengo seis llamadas perdidas.
—¿Manu?– digo como si nada.
—¿Emma?
—Sí, ¿qué sucede? Tengo varias llamadas.
—Sí, bueno en realidad todos te llamamos, como no respondías, pensamos que habías decidido irte con tu abuela.
—No, se me ha ido el tiempo haciendo cosas.
—Uh bueno, me alegra saber que no te has ido, ¿te molesta si paso a buscarte mañana por la mañana?
—Tengo que trabajar, ¿puede ser al mediodía? ¿Qué tienes que hacer?
—Necesito tu ayuda con um... mañana te cuento, ¿vale?
—Vale.
—Gracias enana, nos vemos mañana, besos.
—Bye– lo saludó y corto la llamada.
Ahora que lo pienso, eso es tierno, tenía todas esas llamadas porque pensaron que me había ido...
—¿Emma?– Me saca Miranda de mis pensamientos.
—¿sí?
—¿Qué te parece si hago una lasaña?
—mmm, ¡que rico!¿puedo ayudarte?
—Por supuesto– me dice con una gran sonrisa. Miranda debe ser una madre genial.–¿Cómo lo estás pasando con esos chicos? – pregunta.
—Muy bien– respondo sonriendo- son muy agradables.
—Sí lo son, mi Matthew se juntaba con ellos hasta que se fue a estudiar a Londres– dice pensando en su hijo.
—No lo sabía.
—Creo que se enojaron un poco cuando Matt se fue, porque fue muy repentino, volvimos de vacaciones y dijo que se iba... después de un tiempo volvieron hablar y ahora constantemente se llaman o se hablan por internet...¿ya te han mostrado la cabaña?
—Sí, la conocí anoche, es increíble.
—La única vez que vi la casa fue cuando la compraron, no sé si te han contado.–Niego con la cabeza y sigo cocinando–habían encontrado la cabaña abandonada y comenzaron a repararla, cada cosa que podían rescatar de cada casa la llevaban allí. Cuando empezó a quedar linda, el estado se las quitó para subastarla. Insistieron tanto que compramos la propiedad entre todos los padres y bueno los ahorros que ellos tenían después de todo no pedían mucho debido a la ubicación; Cuando terminaban las clases todos iban a vivir allí durante el verano.
—Lo siguen haciendo.
—Respecto a eso Emma– me dice mientras comienza a armar la lasaña– seguro que tú también querrás quedarte allí y no me voy a oponer, sé qué clase de chica eres y que te cuidarás– me dice y me sonrojo, sé cuál es el punto de esta conversación- necesito que te cuides, después de todo somos nosotros los que estamos a tu cargo y si te pasa algo, tu madre va matarnos.
—Lo sé, no tienes nada de qué preocuparte– le respondo.
—Lo sé cariño, solo que sentí que tenía que tener esta conversación contigo. Bueno y también sabes tus responsabilidades, cuatro horas diarias ayudando en la estancia para que puedas tener tu dinero, tu puedes manejar tus horarios.
—Gracias Miranda.
—No es nada. Los domingos tienes que comer con nosotros y me tienes que llamar para decirme como estas o si tienes algún problema.– me mira- siento que estoy siendo algo molesta pero esas también fueron las reglas con Matt.
—Me parece muy justo– le digo.
—Entonces estaremos bien.
Pongo la mesa y cuando llega Brayan, nos sentamos a comer.
—Entonces, ¿qué es lo que debo hacer mañana?– pregunto.
—Bueno estaba pensando que podrías limpiar el establo, quizá bañar a los caballos y si quieres puedes cabalgar un rato, eso sería bueno porque hace mucho que no los dejamos cabalgar... no hasta que arreglemos los alambrados de atrás.– me dice Brayan.
—¿Están rotos?
—Sí y no podemos dejarlos sueltos hasta que no los arreglen, creo que vendrán mañana a repararlo.
—Entendido, mañana al mediodía- digo.
—¿qué?
—Tengo que ayudar a Manuel con no sé qué, asique me recogerá a esa hora.
—Está bien siempre que cumplas con las horas acordadas– me sonríe Brayan- por cierto, esto está delicioso.
—Gracias- decimos a la vez Miranda y yo.
-----------------
¡Hola!
En multimedia están Miranda y Brayan. Saludos desde algún lugar del planeta Tierra (?

ESTÁS LEYENDO
The Perfect Summer
Roman pour AdolescentsCuando Emma Widner, una adolescente de 17 años, es prácticamente obligada a pasar unas cortas vacaciones con su abuela en un pequeño pueblo, lo único que desea es que esos días pasen lo más rápido posible. Lo que no se imagina es que durante este vi...