XXXV

402 38 1
                                        


Entro a la habitación y Benja está acostado, camino hasta la cama y me acuesto a su lado.

—¿Dónde estabas?–pregunta en un susurro.

—Estuve hablando con Manu y luego Con Jordan– le respondo. Me acerco a su cara y le doy un suave beso–¿Qué tal un baño?

—Suena bien.

Me dirijo al cuarto de baño y comienzo a llenar la bañera, le agrego unas sales y luego me ato el pelo en un moño alto. Benjamin se mete a la bañera mientras yo termino de quitarme la ropa. Me recuesto entre sus brazos disfrutando del baño caliente.

—Hay algo que quiero decirte– dice en con nerviosismo.

—¿Qué es?

—Te amo Emma–dice–y ya sé que te lo he dicho muchísimas veces pero quiero que sepas que te lo digo de verdad porque... porque yo...

—¿Sí...?

—Porque yo estoy enamorado, me enamoré de ti cuando me sonreíste por primera vez. Me enamoré de ti cuando me hablaste por primera vez, te amo y no me interesa sonar como un completo estúpido, cursi y todo eso que sé que no te gusta, pero quiero que sepas que lo que siento por ti es lo más real que nunca antes he sentido y que te amo por ser tú la primera y que no puedo siquiera imaginar mi vida sin ti.

No puedo creer que me esté diciendo esto. Es sin duda lo más bonito que alguien me ha dicho en toda la vida. Puedo notar lágrimas en mis ojos.

—Ey Emma, ¿estás bien?

—Sí, sí es que yo...

—Estas llorando.

—Sí estoy llorando de felicidad– le sonrío y aprieto mis labios contra los suyos– te amo Benja, nunca me va a alcanzar el tiempo para agradecerte por todo lo que has hecho en mí. Te amo, y esto es lo más real que he dicho en mi vida, y lo más real que he sentido, sos mi todo ¿lo sabes no?– él asiente mientras con sus dedos pulgares quita las lágrimas que siguen cayendo por mi mejilla– nunca lo olvides.

—No lo haré.

Nos dirigimos a la playa una hora después ya vestidos de blanco, como nos pidió Jordan, hacia donde están ellos.

—Hasta que por fin llegan– nos regaña este.

—Lo sentimos–decimos Benjamin y yo al mismo tiempo.

—Sí, lo que sea, tomen estas–nos dice dándonos unas linternas de esas que se lanzan al aire.

—¿Y esto?–pregunto.

—Vamos a lanzarlas.

—No me digas ¿enserio?– pregunto sarcástica.

—Ya, graciosa sé que es una cursilería pero Rebecca quiere que lo hagamos.

—¡Eh! No lo digas de mala gana– le regaña Becca– se supone que cuando lo lancemos tenemos que pedir un deseo, es tierno, lo vi en una película.

—Bueno– le sonrío a Benja–hagámoslo.

Tratamos de prender la bendita linterna voladora como cincuenta veces hasta que por fin nos hace caso y la pequeña llama se queda encendida. Cuando están todas encendidas nos acercamos más a la orilla del mar. Benjamin y yo tenemos una sola linterna por lo cual decidimos pedir un deseo en común.

—Solo...solo deseo que al final siempre terminemos juntos– susurro.

—Yo solo quiero estar contigo– me dice dejando un suave beso en mi mejilla.

Dejamos a la linterna volar y nos la quedamos observando hasta que su luz se hace casi imperceptible.

_Te amo y eso nadie puede cambiarlo ¿sabes?– me susurra a mi oído y yo asiento– ...nadie.

En ese momento hermosos fuegos artificiales comienzan a adornar el oscuro cielo y como tontos nos quedamos los primeros minutos todos admirándolos con caras de bobos.

—¿Saben que significa eso?– pregunta Jordan mientras sigue mirando al cielo– ¡hay una fiesta cerca de aquí!

Comienza a correr y mientras nos carcajeamos lo empezamos a seguir pero Benja toma mi mano y me detiene.

—Quédate conmigo...por favor.

Nos recostamos bien juntitos sobre la arena mientras vemos como nuestros amigos se alejan siguiendo a Jordan quién sigue corriendo.

—¿Crees que algún día sentará cabeza?– me pregunta.

—Tal vez eso suceda el día que madure– respondo pensativa– y eso será en principio cuando saque sus propios posters de su habitación. reímos un rato haciendo bromas —Tengo frío– digo abrazándome a mí misma.

—Vamos al hotel antes que te cojas una gripe– me dice mientras me ayuda a levantarme.

Cuando llegamos a nuestra habitación me dirijo al baño y me pongo una de las camisas de Benjamin que me regaló después de ver que la usaba todas las noches para dormir.
Corro a la cama y me lanzo encima de él. Lleva una de sus manos a mi cintura y otra a mi mejilla mientras acaricia mi mandíbula con su dedo pulgar.

—Soy tan feliz contigo Ben, no sé cómo es que puedes hacerme sentir de esta manera.

—¿Sabes lo que yo no sé? cómo es que hemos tardado tanto en cruzarnos en nuestras vidas– dice acariciándome la mejilla. Sus ojos no dejan los míos y yo no creo ser capaz de poder mirar otra cosa que sus ojos nunca más.

—Quizá porque vivimos a kilómetros de distancia–respondo.

—No lo sé, pero me alegro de que hayas llegado al fin.

—Te quiero– le digo mientras deposito un beso en sus labios.

—Te quiero– me responde él entre besos.

Gira sobre mí y sigue besándome, esta vez con menos suavidad, casi como si fuera besarnos de lo que depende nuestras vidas. Y no puedo evitar que los momentos que hemos pasado juntos desde ese día que lo conocí, cuando ayudé a Becca con unas cajas, hasta este momento pasen en mi mente como escenas fugaces de una película, la más hermosa de todas. Pero entonces recuerdo que todo esto acabará en pocos días y entonces solo dejo de besarle y lo abrazo, ¡por favor que esto no se acabe! , ¡Por favor! ruego en mi mente.
El solo se limita a abrazarme y acariciar mi cabeza como si fuera una madre que intenta hacer dormir a su niña.

—Lo siento–le digo.

—¿Por qué?

—Por todo. Por... haberme tardado tanto, por todas las peleas estúpidas que hemos tenido, por los celos, por enamorarme de ti... y por hacer que me quisieras.

—Ey Emma, para.

—No– le interrumpo– se lo que me dirás pero no quiero oírlo y sé también que ya hemos hablado de esto cientos de veces pero sabes cómo serán las cosas.

—Shhh- me caya–ya está, ya no pienses así, no sé qué es lo que nos tendrá preparado el futuro y no sé qué será de nosotros una vez que te vayas pero míranos, mírame– dice sosteniendo mi cara con ambas manos– era un idiota sin sentimientos al que le gustaba jugar con las chicas y ahora sigo siendo un idiota, pero uno muy enamorado y de la chica más perfecta que me he cruzado alguna vez.

–No soy perfecta.

—Lo eres para mí y sé que no soy lo que esperabas, sé que no soy como el príncipe azul al que todas esperan, pero míranos aquí y ahora, hemos tenido el más increíble, hermoso, el más genial amor de verano de todos los tiempos–dice mientras limpia una de las lágrimas que se me escapa–solo que este amor no solo será de verano, durara mucho, mucho ¿me escuchas? Porque me he enamorado de ti, me he enamorado y te quiero porque me haces bien y porque cuando te miro siento que te conozco desde siempre y porque lloras cuando te digo cosas cursis como estas y porque te amo... te amo y eso nadie puede cambiarlo, nadie.

Nos perdemos en el beso más significativo que nos hemos dado hasta entonces.

 The Perfect Summer  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora