XXIV

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—No lo sé, ¿no quedará mal?– le pregunto haciendo una mueca.

—No, además no creo que estén…nunca están.

—Bien, entonces vamos- digo mientras me subo a la motocicleta. Él comienza a conducir y yo me aferro a él apoyando mi cara en su espalda y cierro mis ojos .

—Emmy, llegamos– dice Benjamin mientras me carga en sus brazos.

—Yo puedo, bájame–le digo pero él me sigue cargando hasta adentro de la casa. Está con las luces apagadas y no se puede ver nada, así todo me lleva en brazos hasta su habitación y me deja en la cama.

—¿Tienes mucho sueño amor?

—Sí–le contesto sentada en la cama pero con los ojos cerrados.

Se acerca a mí y me saca  las zapatillas, luego se detiene en mis shorts y desabrocha el botón.

—¿Qué haces?– le pregunto.

—Te ayudo a quitarte la ropa–me responde– si duermes con esas– señala las medias–despertarás con la piel dibujada con rectángulos– me quita el short y comienza a bajarme las medias. Un escalofrío recorre todo mi cuerpo. Me quita la remera y quedo tan solo en bragas y sujetador, agradezco que al menos mi ropa interior sea decente, ni provocativa ni aniñada.

—¿Por qué te sonrojas?–me pregunta sonriendo.– eres hermosa.

—No me sonrojo solo hace frío–digo algo avergonzada.

Me siento a horcajadas de él y nos besamos.

—Sube los brazos– dice mientras me pone una de sus camisetas.

—Me gusta esta, te la voy a robar– le sonrío.

—Tal vez te la regale– dice mientras besa mi frente. Se levanta de la cama y se quita su ropa quedando solo en bóxer– hasta mañana amor.

—Hasta mañana– le susurro. Me abrazo a él y cierro los ojos, puedo sentir su perfume, por lo que dejo que ese olor me invada por completo y me duermo.

(...)

—Benjamin–me despierta la voz de una mujer– uh, ¡oh lo siento!

—No te preocupes–le dice Benjamin incorporándose– ¿Qué sucede mamá?– sí, lo que escuchan, es su madre y  yo solo ruego que se abra la tierra en este momento y me trague, no es la mejor impresión que puedo darle. Ella me mira.

—Hola– digo tímida.

—Hola–me saluda seriamente– después ven al escritorio de tu padre, necesito hablar contigo–le dice  y se marcha.

—Que papelón–digo tapándome la cara, él se ríe— No te rías, ¡qué vergüenza!

—No tienes que preocuparte,  parecía enfadada pero no es contigo sino conmigo.

—¿Eso crees?– le pregunto.

—Lo sé, le molesta que traiga chicas a casa. Cuando traje a la primer chica a casa se puso hasta feliz, pero luego al ver que no era la misma que la anterior comenzó a molestarse–me comenta.

—¿Entonces pensó que era una más?– le pregunto.

—Sí… ¿quieres bañarte?–me pregunta.

—¿Puedo?

—Claro que sí, voy a buscar algo de ropa de Becca para que te cambies.

—Gracias.

Entro al baño de su habitación y enciendo la ducha, Benjamin entra detrás de mí, me agarra de inmediato acercándome a él, y recorre mi espalda con sus manos. Envuelvo mis brazos alrededor de su cuello, muerde mi labio inferior y yo abro mi boca dejando así que nuestras lenguas se entrelacen.
Él pone sus manos en mi cintura y me empuja, espera ¿qué está haciendo? Un segundo después estamos ambos bajo la ducha. El agua corre por nuestras cabezas, mi camiseta se pega a mi piel mientras que su cuerpo casi desnudo se moja. Se ve extremadamente sexy. Inclina su cabeza hacia adelante y me besa.
Un pequeño gemido sale de él mientras desliza su lengua en mi boca.
Sube la camiseta y me la quita, sus manos acarician mi abdomen mientras sigue besándome. Pronto sus manos van hasta el broche de mi sujetador y me lo quita, mis pechos quedan expuestos y él se detiene  a observarme.

 The Perfect Summer  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora