Me pierdo en sus labios, en el sabor de sus besos cada vez más profundos. Nos separamos por falta de aire, tenemos nuestros labios hinchados. Él presiona su frente en la mía y nos miramos por unos cuantos minutos.
—Y por favor– me dice en un susurro– no trates de alejarte de mí. –Puedo notar en sus ojos un brillo diferente. Recuerdo lo que me comentó Manuel sobre esa chica que se fue.
—No lo haré– prometo– no lo haré.
Me despierto envuelta en sus brazos, tal parece nos quedamos dormidos en el sofá.
—Benja, despiértate– le susurro– es tarde y tengo que ir a trabajar.
—Nooo– se queja– no tienes que ir a trabajar.– me aprieta más a él y me rio.
—Sí, tengo que ir.
—Bien, iré contigo– me dice soltándome–¿desayunamos antes?
—Está bien.
Me incorporo y preparo el desayuno. Media hora después y luego de unos cuantos besos llegamos a la estancia.
Paso directo a mi habitación, tomo una jardinera larga y me la pongo junto con una camisa roja, parezco una vaquera con sombrero y todo.
—Emma–me saluda Brayan mientras entra en donde estamos– ah, hola Benjamin– le estira la mano y este la aprieta– tienes tarea doble hoy–me sonríe.
—¿Qué es?– le pregunto.
—A lo de siempre súmale un pequeño trabajo en el gallinero... no es mucho lo prometo, además tienes ayuda hoy– señala a mi acompañante.
—Él no cuenta, no puede ayudarme con esa ropa– Miro su bonita camisa blanca y sus jean claros.
—Puedo ayudar– se ríe Brayan mientras sale de la habitación con una enorme sonrisa. Vuelve al momento con ropa para Benjamin.
—Que se diviertan– grita Brayan.
—No tienes que hacerlo– me rio.
—Ya vengo–me dice mientras entra al cuarto de baño. Cuando sale no puedo evitar soltar una pequeña carcajada.
—Te ves adorable- le digo. Él viste una jardinera y una remera blanca por debajo de esta.
—Y sexy– se ríe.
—Y sexy– admito.
Pasamos gran parte de la mañana bañando a los caballos mientras que jugamos entre nosotros tirándonos jabón y mojándonos con la manguera. Luego vamos al gallinero, es un desastre que por poco no se cae.
Por primavera vez en todo el día nos ponemos serios y comenzamos con la reparación de la casa de nuestras amigas las gallinas.
Cambiar maderas, clavar clavos, colocar una ventana, son una de las cuantas cosas por las que agradezco que Benjamin me ayude. Pintar queda para otro día.
—Emma ¿puedes venir un momento?– me llama Miranda.
—¿Qué necesitas?– pregunto con una sonrisa.
—Brayan y yo tenemos que hacer un pequeño viaje, es de negocios, nada muy importante y es apenas una semana –me mira– ¿quieres venir con nosotros o te quedas?– miro a Benja y sonrío haciendo que mis mejillas se sonrosen.
—¿No les molesta si me quedo?– pregunto.
—Claro que no– me dice- ¿ustedes dos están juntos, verdad?
—No... bah sí, no sé– digo- Creo que estamos "saliendo".
—Me alegro por ustedes–me abraza y luego susurra a mi oído– cuídense.

ESTÁS LEYENDO
The Perfect Summer
Novela JuvenilCuando Emma Widner, una adolescente de 17 años, es prácticamente obligada a pasar unas cortas vacaciones con su abuela en un pequeño pueblo, lo único que desea es que esos días pasen lo más rápido posible. Lo que no se imagina es que durante este vi...