Hola! Gracias por seguir leyendo. He subido muchos capítulos porque ya tenía algunos escritos y sólo hacía falta corregirlos. Pero después de hoy ya se me acabaron jaja. Espero no tardarme mucho en seguir subiendo.
Por ahora sólo AVISO este capítulo tiene escenas un poco subiditas de tono. *contenido adulto* Espero no les escandalice. He hecho lo mejor que pude. Sigan dejando sus comentarios y denle estreshita. GRACIAS! C:
What a bright time
it's the right time
To rock the night away
Jingle bell time is a swell time
Era veinticuatro de diciembre, cerca de las seis de la tarde. No había hecho gran cosa ese día. Debido a las fiestas y las vacaciones apenas y había encargos en la página. Desde que había despertado esa mañana estaba envuelta en cobijas y había deambulado de un lado al otro en mi pequeño apartamento, tratando de acabar de leer el libro que tenía en turno y picando comida de vez en cuando. Me había bebido dos tazas de café a mediodía y luego había abierto tres latas de cerveza a lo largo de la tarde. Seguía teniendo hambre, pero no me atrevía a asomar la nariz a la calle. Sabía de sobra que a esas alturas cualquier almacén o centro comercial estaría atascado de gente. Por lo tanto preferí aguantarme el hambre y me tumbé en mi sofá a seguir leyendo. De pronto sonó mi móvil.
Bip...bip. Dudé. No me encontraba de humor ni de coger el teléfono que se hallaba en el suelo. Bip. Solté un suspiro y aparté mi libro. Me dejé rodar del sillón al suelo. Bip. Saqué un brazo de entre las cobijas. Cogí el móvil. Bip. Respondí
-¡Hola!-saludó Anton con voz alegre.- ¿Qué haces?
-Hola.-respondí.-No mucho. Trato de terminar un libro, pero se me está haciendo eterno. ¿Tú?
-Nada.
-Ya.
-¿Quieres ir a cine como cada año?-preguntó él sin más. Ya me lo imaginaba. Desde la mañana esperaba esa llamada, sin embargo algo siempre podía cambiar. No fue así. Seguiríamos la misma rutina que en los últimos años.-Justo acabo de consultar la cartelera en internet. Hay muchos títulos que se oyen prometedores.
-Claro. Te veo en el cine de siempre en una hora.-repliqué tras un segundo en silencio. No había demasiado que pensar en realidad era eso o pasármela sola en mi casa leyendo y posteriormente viendo películas bíblicas de televisión abierta.
-Te veo allí entonces.- se despidió y colgó.
Terminé la hoja que estaba leyendo y me levanté en busca de ropa. Por fortuna, allí no nevaba, así que sólo me puse unos vaqueros, una blusa genérica con la leyenda "Rolling Stones", un jersey amarillo holgado y unos Converse azules. Cogí un poco de dinero y me lo metí en un bolsillo del pantalón. Me fui caminando hasta el cine. No estaba tan cerca, pero tampoco quería usar transporte público o irme en bicicleta. Después de estar encerrada todo el día un poco de aire poluto y frío no me caía tan mal para nada, incluso inhalé hondo un par de veces. Llegué a la entrada del cine unos quince minutos después de la hora acordada. Anton se encontraba de pie a unos cuantos metros embelesado en alguno de sus juegos del móvil. Lo mire por un momento, llevaba un gorro de Santa Claus rojo, el cual salía completamente de tono a su atuendo de cazadora de piel negra, vaqueros oscuros y botines de rockero. Lo llamé moviendo mis manos y volteó en seguida sonriente.
Nos saludamos y entramos a la función que seguía. Me ofrecí a pagar las entradas, pero él se rehusó y se limitó a decir que todo corría por su cuenta. El cine parecía un cementerio de noche, no había nadie a parte de los empleados, quienes tenían cierto aire de fastidio en sus rostros. Cualquiera que hubiese osado a entrar a la sala sólo nos habría hallado a nosotros dos allí, en las butacas más altas del fondo, riendo de vez en cuando sin preocuparnos por si a alguien le molestaba nuestra risa o algún comentarios que de repente soltábamos sobre la película.
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Quema las páginas
General FictionHan transcurrido diez años desde que Mara decidió aislarse en un apartamento en los suburbios de Los Ángeles para llevar una vida de pequeños trabajos y modestos placeres. Sin embargo, al correr ya los últimos días de primavera llegará a su puerta u...