Epílogo

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Aquel era mi último día como guardia en Plaza San Marco, así como también era el último día del verano. Los turistas abarrotaban Venecia por aquellas fechas y el calor era bochornoso hasta bien entrada la tarde. Recuerdo que era todavía temprano, no más de las once de la mañana, cuando  daba instrucciones a algunos turistas asiáticos, con sus grandes cámaras fotográficas y sus múltiples bolsas de caras marcas, sobre cómo llegar a Puente Rialto. Los despaché cuanto antes y volví a mi lugar favorito, bajo la sombra de uno de los pilares de Palacio Ducal, para resguardarme de los intensos rayos del sol.

Fue entonces cuando, al recorrer otra vez los alrededores con la mirada, la encontré saliendo felizmente del Caffè Florian. Mi corazón dio un vuelco. No puedo negar que durante todo el verano su recuerdo hubiese pasado por mi mente un sinfín de veces, sin embargo había terminado por resignarme a que mi trabajo como guardia en la Plaza terminaría antes de que la volviera a ver una última ocasión.

Sin embargo, para sorpresa mía, esta vez no iba sola. Llevaba a un chico de la mano y ambos reían como dos críos enamorados, con tanta soltura que cualquiera los hubiese envidiado un poco. Sus pieles lucían tostadas por el sol, dándoles una tonalidad dorada como el trigo mismo. Sonreí sin darme cuenta.

Entonces ella me miró repentinamente.

El muchacho y la chica se detuvieron a unos veinte metros de distancia de mí, bajo el techo de Palacio Ducal e intercambiaron unas cuantas palabras. Al cabo de unos segundos, ella se volvió y sonriente caminó en dirección mía. Mis ojos la siguieron hasta que se detuvo a un escaso metro de distancia. Quise decir algo, mas las palabras no llegaron a salir de mi boca. De un rápido movimiento sacó una libreta color magenta de la mochila que llevaba colgada sobre los hombros y me la extendió mirándome fijamente a los ojos.

-¿Qué es esto?-inquirí cogiéndola con la mano medio temblorosa.

-Una historia.-se limitó a responder.

-¿Tu historia?

  La chica asintió con la cabeza y sin más regresó al lado del muchacho. Antes de desaparecer, él tomó su mano y depositó un fugaz besó en sus labios. Ella volvió a sonreír, luego alzó la otra mano y agitándola marcó nuestra despedida.

En seguida abrí la libreta magenta, la cual estaba llena de palabras escritas en tinta. Me fui hasta la última página y encontré un recado escrito con letras notoriamente más grandes. Decía lo siguiente:

Confío en que hago lo correcto al entregarte la libreta magenta.

Quizás algún día volvamos a vernos. El mundo es demasiado pequeño y la vida un vaivén.

Hasta entonces guarda mi secreto

Atte: M.

PD: Y una vez que hayas terminado, quema las páginas.

¡WOW! GRACIAS POR TERMINAR MI HISTORIA.

ESPERO LES HAYA GUSTADO TANTO COMO A MI. ¡EN SERIO QUE ME DIVERTÍ!

UN ESPECIAL GRACIAS A @lanadelbae8 y @koraromberg 

Y A LA PERSONA QUE MÁS QUIERO EN EL MUNDO POR SIEMPRE MaanaBaez !!!!

"Everything passes. Nobody gets anything for keeps. And that's how we've got to live." (:

Quema las páginasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora