Capítulo 93. Solo quieres atraer problemas.

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Desperté de golpe al sentir el contacto de alguien. Me encuentro con Víctor muy cerca, con las luces apagadas, y él poniéndome una cobija encima.

—Gracias Victor, pero ya me voy.

Me senté en la orilla de la cama.

—_______, son las dos de la madrugada, no te dejaré ir.

—¿Dos de la madrugada? -Pregunté exaltada-

—Dos con catorce minutos para ser exactos. -Dice al ver su reloj-

—No me puedo quedar aquí.

—¿Acaso crees que te mataré mientras duermas? -Pregunta un poco incrédulo-

—No es una idea tan descabellada. -Bromeé-

—Aquí estás más segura, el oficial no sabe dónde estás y no hay nadie quién pueda entrar, Zane ya se fue. -Dice convincente-

Pienso en esta propuesta.

—Y para que estés más segura.

Caminó a sus cajones a sacar todas las armas que tenía en la habitación, sacó algunas del armario, incluso una en su cajón de calcetines y salió de la recámara. Tardó unos segundos en regresar.

—No hay arma con la que pueda matarte.

Sonreí a lo atento que es Víctor conmigo, aunque también me sorprende debido al hecho de ser enemigos.

—Me iré a otro cuarto para que puedas dormir. -Dije cuando me paré de la cama, me tomó del brazo-

—¡No! -Alzó la voz, hice una mueca de confusión- Digo. No. -Corrigió su tono- Aquí estarás más segura, mi cuarto es muy seguro, yo me iré a otro.

—Por supuesto que no te irás a otro cuarto, es tú cuarto.

—Creo que la única solución es que ambos nos quedemos aquí. -Dice al hacer una sonrisa traviesa a lo cual reí ligeramente- ¿Cómo crees _______? Yo me iré al cuarto de invitados.

—Gracias Víctor, por todo.

—No es nada. -Dice honesto- De alguna manera siento que estoy en deuda contigo.

—Al contrario, me has salvado de muchas y sigo sin entender el porqué.

—Créeme que tampoco yo. -Admite al alzarse en hombros-

Se pasó a retirar al otro cuarto, dejándome cómodamente, me quité la ropa que me fuese estorbosa como mi chamarra y cinturón. Volví a dormir.
No ha pasado más de una hora cuando desperté debido al gran trueno que ha caído del cielo, está lloviendo. Nada puede asustarme a estas alturas, pero vaya que los relámpagos y truenos están fuertes, incluso juro que escuché un portazo hace unos segundos. Volví a oír ese portazo, me paré instantáneamente de la cama, comencé a buscar alguna arma pero, ¡Mierda! Víctor había quitado todas para que me sintiera más segura, cuando al contrario, sin arma alguna no hay seguridad para mi. Me asomé por la ventana que da a la entrada y todo parece estar en orden, el aire mueve bruscamente los arbustos y árboles de la casa, haciendo mucho escándalo.
Salgo del cuarto, volviendo a escuchar el mismo portazo fuertemente, sobresalté, volteé a ver el final del corredor, la puerta está cerrada cerrada, Víctor estaría dormido. Regresé al cuarto cuando volví a escuchar otro fuerte portazo, me alteré complemente por dentro. Que estúpida _______, busca tu chamarra, comencé a buscarla en toda la cama hasta encontrarla, encontrando también mi navaja, la tomé con fuerza y salí nuevamente del cuarto. Caminé hasta las escaleras y di un pequeño grito al encontrarme a Víctor a media escalera.

—¡Víctor! -Dije exaltada-

—¡Tranquila! -Dice al ver la navaja mis manos- Tranquila.

Bajé el arma, volviendo a recuperar el aliento. 

—Voy a cerrar la puerta de la cocina que no deja de azotar con esta lluvia. -Me dice

Bajé detrás de él a su cocina, revisando que todo estuviera bajo control y efectivamente lo está.

—Tienes muy buen oído. -Dijo al ir subiendo a mi lado las escaleras- Y piensas muy rápido.

—Creo que estoy acostumbrada a vivir así. -Callamos unos segundos solo dejando oír nuestros pasos al subir y la lluvia por fuera- Tú eres muy callado.

—Sí. -Me da la razón- Supongo que también me he acostumbrado a vivir así.

Sonó un fuerte trueno del cielo, dejando ver un relámpago unos segundos, haciendo que diera un ligero brinco hacia atrás, chocando con Víctor.

—Perdón. -Admití apenada-

—¿Segura que quieres dormir sola? -Me pregunta nervioso-

—Yo.. -Tartamudeé- Yo creo que estaría más segura con alguien. -¿Qué me pasa? Él sonrió al oír mis palabras-

—Te sigo.

¿Qué diablos está por pasar? Estoy nerviosa y tal vez lo arruiné al invitarlo a dormir conmigo.
Víctor destendió su lado de la cama, en realidad yo lo veo totalmente calmado. Comenzó a quitarse su playera, dejando ver su cuerpo tan bien ejercitado y marcado, tiene un excelente cuerpo, con algunos tatuajes en él. Notó mi mirada en él, en su cuerpo, haciendo que volteara cuando él volteó a verme.

—¿Piensas dormir así?

—Sí, así duermo siempre, pero, no hay problema, ¿Cierto? -Pregunta a propósito-

—Sólo quieres atraer más problemas de los que tengo, ¿Verdad? -Le dije-

—Sí no sabes, ese siempre ha sido mi gran plan. -Bromea, regresó a la puerta para por fin cerrarla-

—Me tendré que ir de aquí temprano.. -Interrumpe-

—No puedo. De verdad no puedo _______, perdóname.

Se acercó bruscamente a mi para besarme, poniendo su cálida mano en mi mejilla y la otra en mi cintura. ¿Qué está pasando ahora? En realidad no lo detuve, posé mis manos rodeando su cuello. En realidad es un beso acelerado, como si nos hubiéramos deseado todo este tiempo en secreto.
Nos separamos, nos vemos a los ojos, estamos agitados.

Perdóname.

La Criminal.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora