Capítulo 31. Somos dos libros.

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Están mis padres en la casa. Han llegado de Estados Unidos, del trabajo. Bajo del carro fijando mi mirada en el carro plata de mis padres y las luces encendidas de la casa, cierro la puerta con delicadeza para no hacer ruido.
Volteo a ver a Zayn quien se está estacionado una casa antes de la mía, baja para posar su atención en mi.

—Aguarda aquí -Le digo al irme encaminado a él-

—Claro. -Extiende-

Me acerco con lentitud a sus labios, se sorprende al acto de mi parte, se acerca por igual, al momento de tenerlo lo suficientemente cerca de mis labios, me alejo para comenzar a caminar a mi casa.

—¡No puedes hacerme esto! -Dice trágicamente con exageración en su tono de voz-

Yo lo ignoro yendo a abrir la puerta. Al entrar a la casa, rápidamente el olor de la loción de mi padre me ha invadido, y el olor a flores recién cortadas que procura siempre hacer mi madre.

—Hija.. -Dijo esa voz femenina al notar mi presencia en la puerta, viene rápidamente a abrazarme-

—¿Cómo les fue? -Le correspondo el dulce abrazo, que por cierto es raro que lo haga-

—De maravilla, el trabajo va bien. -Se separa de mi con su sonrisa exagerada- ¿Tú cómo estás? ¿Estás llegando de trabajo? -Caminamos a la cocina, asentí-

—Los eché de menos. -Creo una dulce sonrisa-

A pesar de los problemas que tengo con mis padres y las grandes diferencias, siguen siendo mis  padres por más obvio que suene, pero es verdad, los amas tanto como aún los necesito para ciertas cosas. Ella creó una sonrisa como si le hubieran dicho el mejor cumplido de su vida.

—Y nosotros a ti _______. -Me vuelve a dar un abrazo rápido, alguien está muy sensible el día de hoy- ¡Robert! -Le grita a mi padre-

—¿Qué pasa? -Grita esa voz grave desde su estudio quiero asumir-

—¡______ está aquí! -Dice emocionada, esto es nuevo para mi, esta actitud de mi madre de tanta alegría-

Escucho cómo rápidamente mi padre se pone de pie de su silla de cuero, escucho sus pasos por el pasillo y las escaleras hasta llegar a la cocina con paso rápido.

—Cielo. -Crea su rostro de nobleza de siempre, me da un cálido abrazo como él solo sabe darlos- ¿Cómo estás?

—Muy bien. -Le respondo convincente, nos soltamos del abrazo- Mamá ya me contó lo bien que les fue. -Les dije alegre, realmente me alegro por ellos, mientras acomodo algunas cosas de mi bolsa de mano-

—¿Saldrás? -Pregunta curioso mi papá-

—Con un amigo. -Digo con una sonrisa, entrecierro mis ojos al pensar que tal vez ellos no quieran- No hay problema, ¿Verdad? -Ambos niegan-

—En lo absoluto. -Habla mi madre- Suerte. -Me hace una sonrisa picarona a la cual reí-

Subo rápidamente a cepillar mis dientes y ponerme un lindo perfume, me pongo unos pantalones negros entubados, botas con tacón negras, una blusa blanca de manga larga, despegada de mi cuerpo y un abrigo gris. Bajo las escaleras despidiéndome de mis padres con un simple "Regreso al rato" que grité por toda la casa, salgo para buscar a Zayn con mi mirada. Está dentro de su carro viendo por la ventana. A propósito hice ruido al cerrar la puerta de mi casa para que volteé, lo hace, sonríe al verme, me pongo nerviosa joder, ¿Qué tiene Zayn? Comienzo a caminar hasta él mientas sale del carro.

La Criminal.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora