Capitulo 6

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"Me tiemblan los sentimientos al verte"  

LPOV

Y esta es la cosa sobre la vida, tiene todos estos momentos impredecibles, porque jamás serías capaz de pensar que vas a estar en determinado momento haciendo determinada cosa por determinada persona, lo que quiero decir, es que la vida simplemente tiene momentos que no puedes planear, premeditar, determinar o cualquier otra palabra semejante. No puedes. No está en tus planes. Y te sorprende.

Volvemos de nuevo al inicio, la vida te sorprende.

Y la vida es maravillosa.

Tanto como el sentimiento de no poder dejar ir a esa otra persona que te hace sentir todo, tan alto, tan grande y tanto. No puedes abandonar esa sensación que te da esa otra persona y por eso haces locuras para conseguir sentirte así de nuevo.

Y eso es la vida, la verdadera.

Una locura, una aventura, un riesgo.

Yo no esperaba correr por las silenciosas calles que separaban su casa y mi casa aquella noche, como una delincuente que huye, cuando en realidad... en aquel momento, yo era la persona más libre del mundo que buscaba, con brazos abiertos, lo que solo ella podía darme.

Me arriesgaba, me arriesgaba a que ella no saliera, a que sus padres me descubrieran, a que sus padres nos descubrieran. Pero por ella, por ella valía la pena cada riesgo que yo pudiera tomar.

Yo quería vivir, y vivir de esta manera a su lado, eso era exactamente lo que yo quería.

Una risa nerviosa salía de lo más profundo de mi garganta, por toda la situación y toda la locura del momento, si es que ella salía, podía imaginar sus grandes ojos cafés mirándome con una mezcla de miedo e incredulidad, pero siempre con ese brillo particular curioso que tenía al mirarme y tanto me gustaba, podía imaginar sus rosados labios formando una "o", una pequeña risa nerviosa saliendo de ella, seguro si colocara mi mano sobre su pecho sentiría los alocados latidos de su corazón, pero también sabía además que ella me abrazaría con calidez, y la locura valdría la pena.

Tome piedras del jardín de su casa, pequeñas piedras que sirvieran a mi propósito mientras daba vueltas asegurándome que todo estuviese apagado y silencioso.

Era viernes y no sabía si su papá ya estaba en su casa o en cualquier momento llegaría con alcohol en su sistema, esperaba que no, esperaba que nada arruinara mi momento de locura.

Me pare de frente y bajo la ventana de su habitación, miré a las estrellas, algunas eran muy visibles en el cielo pese a la nubosidad presente, envié una plegaria silenciosa y lance la primera.

¡Rayos! En la pared.

Tomé aire y reí de nuevo para lanzar la segunda.

¡Sí! En su ventana.

Seguí riendo y probé suerte lanzando la segunda, la tercera, la cuarta.

¡Sí! Todas en su ventana.

Solo me quedaba esperar, que ella siguiera despierta.

Maldita sea, las cosas en mi estomago y mi pecho estaban locas, y a juzgar por todo, el frio y esa sensación de ansiedad, necesitaba un cigarro y mis bolsillos estaban vacios, ni siquiera había traído mi cartera, lo que de nuevo lo hacía todo una cosa de locos.

Pateé el suelo con impaciencia, eran las once de la noche, yo solo le había enviado un mensaje para saber que ella permanecía despierta, no le dije que vendría solo corrí. Miré de nuevo a su ventana... nada, me agache por más piedras, estaba a punto de tirar unas diez una tras otra cuando percibí el movimiento en la puerta y toda mi locura se enfrió, junto a cada parte de mi alma. No había manera en que pudiera correr y esconderme ¿o sí? Miré congelada, en solo cuestión de segundos, si había un sitio en el cual pudiese esconderme, pero... ¡nada! ¡y eran segundos! Creo que me congele y quede pegada al piso tragando saliva y respirando con dificultad, eso... ese infarto, esos momentos de tensión hasta que fue su figura, pequeña, menuda y pequeña, la que apareció por esa puerta devolviéndome la respiración y el alma al cuerpo.

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