Capitulo 14

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Cpov

Trato de vivir la mayoría de los días sacándole el máximo provecho posible, mirándolos todos con una sonrisa en los labios y en el alma, enfrentando la vida con la mayor sensación positiva, y abrazando el futuro con la mejor preparación.

No, nunca pensé que lo que es mi ahora, fuese a ser mi vida, no lo pensaba hace dos, ni hace cinco ni diez años, porque nunca me preocupe en pensar cómo sería, solo iba tomando pequeños pasos a la vez, subiendo los escalones de a poco, los escalones de la vida, nunca sabes hacia dónde vas, lo importante es disfrutar y ser feliz en cada uno.

No se planea un futuro, me refiero, hay cosas que quieres, pero nunca sabes cómo vas a llegar a ellas, por eso digo que no se planea. Yo no planeé nada de esto pero como adoro cada instante. De abrir los ojos, de sentir sus brazos, de apreciar su calor, del olor de la mañana, besar su sonrisa de buenos días y ver la claridad de sus ojos a las primeras horas de cada nuevo día.

Acaricio su mejilla, amo esta chica y lo que ha hecho por mí y lo que hacemos cada día, juntas, como un equipo.

Esta mañana en particular, cuando sus ojos se abren veo una determinación preciosa, esa que tienen los ganadores de medallas de oro, que tienen los padres al ver a sus hijos por primera vez, los médicos después de salvar una vida.

—Buenos días—le digo a la chica envuelta a mi alrededor.

—Hmmm—sonríe apenas con sus labios, apenas parpadeando aun perdida en su sueño. Acaricio el contorno de las facciones de su rostro, teniendo un pequeño momento para recordar aquellos días en aquella habitación de paredes verdes, donde quería hacer tanto pero estaba tan asustada, y sin embargo estaba allí.

—Creo que voy a levantarme ahora, hoy es un día importante—digo.

—Hmmm—repite y en lugar de soltarme, aprieta sus brazos a mi alrededor, empujándome más contra ella y afirmando su pierna sobre las mías.

Rio por su actitud, me inclino y beso su mejilla libre, esta calientita, toda ella.

—Lo—llamo de nuevo, contra su mejilla. —Te amo, ojiverde, pero son las siete y quince—murmuro contra su oído. Esta vez sus ojos se abren en sorpresa.

—La ceremonia es a las nueve—esta vez soy yo quien aprieta el agarre en ella, amo esa voz ronquita por las mañanas.

—Sí, eso dice la tarjeta—rio. —Vamos, hay que levantarse—digo.

—Pero quiero dormir un poco más—y hace un puchero de sus labios.

—Pero no hay tiempo. Vamos, quiero ver a mi novia graduarse—digo liberándome de sus brazos. —Además, tus papas deben estar por llegar y cariño, no estamos usando demasiada ropa—digo medio en broma medio en serio.

—Hmmm

— ¡Lauren!—regaño y ella se limita a reír.

—De acuerdo, de acuerdo ¿ducha?—ha perdido el sueño totalmente, pues la soñolencia ha dado paso al brillo perverso de sus ojos.

—No, ve tú. Voy a preparar algo para que desayunemos antes de salir.

— ¿Y mi regalo de graduación?—pregunta.

—Hmmm—me inclino sobre ella para atrapar sus labios para un beso, apoyándome en la cama con fuerza cuando intensificó el beso y me sentí un poco débil por ella. —Luego, el desayuno primero—dejo un par de besos más sobre sus labios y salgo definitivamente de ahí, dejándola con otro puchero pero dándole una mirada de advertencia para que se apresure.

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