Capitulo 9

1.9K 175 20
                                    

"Ella tiene un solo defecto: Yo. Y hasta eso le queda bien"

CPOV

Los días han pasado de forma un poco rara, un poco loca, un poco de todo. Me he enfrentado a mi madre porque he estado fuera de casa un par de días. Me he sentido neutral y fría mientras le decía que no podía quedarme en la casa mientras llevara todo mi cuerpo marcado por moretones, viendo a la cara de mi padre, viendo sus ojos indiferentes, viendo como hacia su vida mientras yo seguía con aquello, solo porque su locura lo había llevado a tal acto de violencia.

Ha sido loco porque por alguna razón mi padre no se atrevió a decirme nada después de regresar a casa, de estar dos días con Lauren, de sentirme mejor.

No sé si fue porque ella fue conmigo, porque ella habló con mi madre, porque ella permaneció a mi lado cuando llegó mi padre. No sé porque fue, pero lo agradezco, las razones que sea, para este lapso de paz que necesito cuando lo que se acerca no sé cómo voy a manejarlo.

Lauren se va, y no quiero pensarlo.

Lauren se va, y estoy aprovechando nuestro tiempo al máximo.

Lauren se va, y no hablo de ello.

Pero esto que hay entre nosotras, esto que la hace mi novia y hace que me ría y me sonroje mientras las palabras se reproducen en mi mente, está creciendo tan rápido y tan fuerte, que me aterra y me encanta, por partes iguales. Me aterra porque no sé cómo voy a manejarlo cuando ella no este, pero me encanta porque estoy segura que no hay cosa tan buena, como quererla. No hay sensación tan buena, como el brillo de sus ojos. Me encanta, me encanta mirarla, me encanta tocarla, me encanta besarla. Me encanta cuando llama y cuando se queda, cuando me abraza, cuando llega de improvisto a mi casa.

Ella ha llegado a un acuerdo tácito con mi madre, del que no me he enterado, porque ellas hablaron a solas y porque solo sé que Lauren está muy presente y nadie dice nada.

He recuperado los finales perdidos de lunes y martes, me he puesto al día con el instituto y en realidad es otro año que termina. Con Chris hacemos nuestro ritual de los últimos años, ir a tomar un batido de chocolate, mientras hablamos de todo y de nada, Chris no cuestiona sobre lo que ha pasado ni me hace preguntas sobre su hermana. Chris hace bromas y es comprensivo, aunque sé que está molesto y sé que Lauren le ha dicho lo que ha pasado. Chris es un amigo.

Sin decirlo con todas sus palabras me ofrece su apoyo, me dice que él se queda, que él seguirá aquí. Lo sé, le digo. Me tomo un día para nosotros, ese día el último de este año de instituto, para ponernos al día, para escucharlo parlotear sobre las prácticas de baloncesto, para contarle que he conocido a su abuela y que ha sido genial.

Hablamos, nos reímos, y por unos días la vida está equilibrada, es lo que debería ser, o eso creo ¿Qué sé yo sobre la vida a los diecisiete años? No sé mucho, pero estoy aprendiendo. Y lo estoy registrando en memorias y escritos.

Ahora estamos de nuevo en la habitación de paredes verdes, me gusta este lugar, me he encariñado con él, con la sensación cálida y reconfortante de sus cuatro paredes, con el particular y encerrado olor a Lauren, estoy jugando con las costuras de su pantalón mientras ella, cruzada de piernas, reposa la guitarra entre sus piernas y toca acordes, que a veces forman patrones de canciones y otras veces son solo notas discordantes que no siguen patrones pero a la larga, forman algo, algo abstracto, algo como ella, algo como nosotras, algo como el arte.

Mientras la observo sonríe y sé que es porque sabe que la estoy mirando, me gusta que lo sepa, me gusta que sepa cuando me quedo fascinada con cada una de sus facciones, cuanto me gusta admirarla. Lo que no le he dicho es que estos días la miro un poco más, la miro demasiado, grabo cada mueca, cada ceja que se arquea y ceño fruncido, no quiero perderme nada porque la verdad es ¿Cuándo voy a volver a verla? Aun no quiero pensar en eso.

LifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora