Final Alternativo

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"Y justo ahí, cuando la vida se ponga tan dura que sientes que ya no lo soportas, ahí es cuando más prometo estar a tu lado"

¿Dónde se encuentran los secretos del universo?

No sé si la mayoría de las personas alguna vez se toman un momento de su tiempo para pensar esa pregunta. Yo me la hice cuando era una adolescente, nunca le encontré respuesta, quise por mucho tiempo entender la vida y saber el propósito de mi propia existencia, con el tiempo la vida misma se burló de mi al decirme que no se trataba de una cosa sino de una persona.

Ahora creo que el secreto de la vida no sé trata ni siquiera de lo que haces por ti mismo, sino de la huella que dejas en las memorias de las personas que vas a conocer a lo largo o corta de tu vida. La forma en que vas a despertar emociones o sentimientos en ello, eso, los sentimientos, es probablemente el secreto de la vida.

Pero ¿los secretos del universo?

Los descubrí, todos y cada uno de ellos, los fui descubriendo cada mañana, al despertar, al abrir los ojos, al sentir su calor y buscarle con la mirada, entonces... encontrar justo ahí la cosa más maravillosa en forma de vida, justo ahí, ella.

No me alcanzan las palabras para explicar todas las formas en que la llegada de Camila a mi vida, me cambio. No un cambio radical como persona, pero si una visión diferente de ver la vida, y de saber que todo lo que yo creía bueno, en realidad no era tan bueno, porque lo que de verdad es bueno es ese jodido brillo de sus ojos, acompañado de esa dulce sonrisa.

Construir un hogar a su lado se ha convertido no en una tarea, sino en un disfrute que yo nunca imaginé sería para mí.

La observo mientras duerme, se ve tan preciosa. Todos los días, hay una agitación y adrenalina constante en la forma en que vivimos, el trabajo y los quehaceres en general, pero justo en el momento en que sus ojos se cierran y su respiración entra en calma, justo cuando sé que ella está segura a mi lado y profundamente dormida, siento calma, mis pensamientos se llenan de paz, la paz de saberla a salvo, y solo entonces consigo conciliar mi sueño.

Lo mejor es despertarme antes que ella y recibir de llenó la mirada desenfocada de sus ojos, perdidos, justo ahí... ahí en sus ojos, están los secretos del universo.

—Buenos días, morena durmiente—dije viéndola.

Lanzó un cojín a mi rostro tomándome desprevenida, escuché su risa y aunque aquel gesto fue inesperado, mi corazón sí que se disparó ante el sonido.

—Lauren—murmuro aun medio adormilada. Me incliné y besé su mejilla.

—Voy a preparar el desayuno, te espero abajo—volví a besar su mejilla provocándole cosquillas en el proceso, escuchando su risa y viéndola hacerse un ovillo salió de la habitación.

No importa cuánto trabajo tuviese pendiente, cuantas cosas tuviese que hacer en el día, y siempre esperaba a que ella despertara, entonces podía salir.

En algún punto de nuestra relación mi madre sugirió que tal vez empezamos esto demasiado jóvenes, que tal vez, todo lo que nos había pasado o le había pasado a Camila, nos había hecho demasiado dependientes la una de la otra, que tal vez todo aquello no fuese tan bueno, pero la verdad es que ¿y qué?

Si, quizá mi día comenzaría como una mierda si rompía esta rutina, aquellos escasos pero existentes días en los que discutíamos eran una ruina para mis emociones, desgastante tanto para ella como para mí, pero siempre lo superábamos juntas, había una base en nuestra relación y era la comunicación, nuestra capacidad para hablar de cualquier cosa y enfrentarla juntas, nos mantenía así. Y yo seguía tan enamorada de Camila como aquella primera vez que la vi dormir en mi antigua habitación de paredes verdes.

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