Capitulo 13

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"Mientras existan estrellas en el cielo, seguiremos pidiendo deseos"


No entiendo al mundo, no entiendo a las personas, no entiendo a la sociedad, no entiendo el cerebro humano.

Ayer cuando iba de regreso a casa, escuchaba música tranquilamente proveniente de mi celular hasta el momento en que, sin planearlo o quererlo, escuché algunas palabras de una conversación ajena que inevitablemente llamó mi atención. Un hombre hablando con otro, estamos en el mes del orgullo gay y hay marchas por todos lados, en primer lugar trate de ignorar profundamente la forma de referirse a los homosexuales, pues palabras como "maricon" no son más que despectivas, intentando menospreciar y crear una diferencia entre un ser humano y otro. Pero grande fue mi sorpresa cuando oí lo que expresare a continuación, él decía "no me importa que sean gays, que se besen, que vivan juntos, pero no entiendo ¿Por qué quieren casarse? Si el matrimonio es la matriz de la sociedad, y debía estar constituida por un hombre y una mujer" me quede de piedra, mi sangre se helo, mi respiración se atoro ante semejante nivel de ignorancia, mi único pensamiento era ¿Cómo pueden pensar que la matriz de la sociedad y lo necesario para un matrimonio son un hombre y una mujer? ¿Qué no es el amor? ¿desde cuándo el matrimonio es un contrato en favor de la sociedad y no un acto de amor? Jesús, el mundo está perdido. Fue lo único que pensé, y no por las razones que todo el mundo cree, sino porque se han perdido todos, absolutamente todos los valores y ninguno, ninguno de ellos, es la homofobia.

Lpov

Cuando llego a casa después de escuchar cosas como esas, después de que me siento decepcionada del mundo y de tantas cosas que ocurren a diario por intolerancia religiosa, por xenofobia, por racismo e infinidad de cosas más, lo único que me llena de paz son los brazos de Camz envolviéndome, son sus dedos suaves enredándose en mi cabello y diciendo que todo está bien, que mientras hayan personas que se aman, el mundo va a estar bien, es su cuerpo presionado al mío, son sus sonrisas y esos ojitos suyos, tan brillantes y preciosos.

Ella era y es mi paz, mi cordura y mi cable a una estabilidad emocional difícil de alcanzar pero dichosa de vivir.

Sin embargo hoy era diferente, al llegar a casa me encontré a Camz sentada cerca a la ventana lateral, mirando hacia afuera como quien no percibe su alrededor y solo está perdido en sus pensamientos. Mi corazón se comprimió, sobre todo al ver como apretaba entre sus manos el celular y recordé entonces la fecha.

Dejé las cosas sobre el sillón y me acerqué a ella, no tenía ninguna intención de llamar su atención, solo me acerque lo suficiente para abrazarla, entendí que ella hoy me necesitaba, como yo lo hacía continuamente, hoy yo era su tabla.

—Hola, Camz—besé su mejilla y aspiré su olor, ella me regalo una sonrisa débil antes de volver a mirar hacia afuera y finalmente girarse entre mis brazos.

—Lo—acarició mi mejilla, el tacto de sus dedos sobre mi piel tan delicado como una pluma.

— ¿Cómo estás?—pregunté.

Volvió a mirar el celular entre sus manos.

—Le envié un mensaje—fue su respuesta. —No tuve... valor para llamarla, solo le envié un mensaje, y aunque nunca he cambiado mi número, yo... dije "es Camila" pero... no respondió—esto último lo dijo mirando a mis ojos, con los suyos brillando en lágrimas contenidas, limpie el borde inferior de sus ojos y pegue mi frente a la suya. No entendía estas cosas, ni aunque me intentaran explicar de la mejor forma posible, alguna vez entendería, las acciones negativas de una madre.

— ¿Quieres dar un paseo conmigo?—pregunté entonces.

— ¿No estas cansada? ¿Vas a comer?—cerré los ojos antes de besar la punta de su pequeña y bonita nariz.

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