Prólogo

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Llevo 5 años de relación junto a Xiumin y medio año de compromiso, lo amo con todo mi ser y él me ama a mi hasta que llegó él. Creen que estoy ciego pero no es así. Sé que haciendo esto me estoy haciendo daño, pero ¿qué puedo hacer? Lo sigo amando tanto como la primera vez.

Recuerdo aquel día en el que me declaré ante mi hyung debajo de los cerezos. Había un ligero viento haciendo que los pétalos de las flores sakura volaran a mi alrededor. Cuando me aceptó fui muy feliz, pero desde hace 3 meses, esa felicidad, se fue apagando hasta llegar al día de hoy.

Nuestra primera vez fue al cumplir los 2 meses de noviazgo. Fue cuidadoso al entrar en mi, al igual que todas las veces en el cual me penetró. Pero eso ya se acabó...llevamos más de 2 meses sin hacer nada, cada vez que quiero hacer algo me suelta diciendo que está cansado y que sólo quiere dormir. Lo peor de todo es que llevo unas 2 semanas sintiéndome mal y él no se da cuenta. Me duele porque pienso que ya no le importo, y creo que es así pero me niego a creerlo. Nuestra boda es dentro de casi 6 meses y, a este paso, no creo que se celebre.

Hoy es miércoles, nuestro aniversario y ya son las diez de la noche, Minseok terminó su turno hace 3 horas y aún no aparece así que decido llamarlo pero me lleva directamente al buzón de voz. Las horas pasan, él aún no llega y ya es medianoche y, al ver que no llega, tiro la cena romántica que preparé a la basura después de desmontar toda la decoración que me costó todo el día preparar. Miro de nuevo el reloj y veo que ya son las 0:30 a.m así que me voy a nuestra habitación, me pongo el pijama para luego tumbarme en la cama que compartimos y dormirme mientras lloro solo para que media hora después me despierte al escuchar a Minseok entrar a la habitación y ponerse el pijama.

- JongDae, ¿estás despierto? - pregunta mientras me susurra. Lo ignoro y finjo que sigo dormido - Supongo que si - suspira aun susurrando - Descansa - se acerca a mi rostro y me besa en la frente haciendo que huela un perfume que no es ni mío ni suyo. Se mete en la cama dándome la espalda y espero a que esté dormido para ir al baño. Una vez dentro, cierro la puerta para dejarme caer al suelo y llorar en silencio como otras veces en ese mes.

LiarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora