Capítulo 32

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    Estoy asustado, demasiado. No sé porqué debo recordarlo, por qué ahora después de seis años. No me cabe en la cabeza y estoy tan confundido.

    He recordado cosas que deberían estar enterradas en lo más profundo de mi ser ya que son muy dolorosas. Como la muerte de mis padres. Debo decírselo a Baek para que vayan a por sus cuerpos ya que él no sabe que fueron asesinados por Wilson. De solo pensar en ellos se me caen las lágrimas.

    - Hey, ¿qué pasa? - Me pregunta Suho levantándose de la silla donde ha estado todo este tiempo en silencio.

    - ¿Podrías llamar a Baek, a Minseok y a tu amigo? - Pregunto secándome las lágrimas rebeldes que resbalan por mis mejillas.

    - ¿Estás seguro? - Digo que si con la cabeza y veo como se levanta para marcharse. No sé qué vaya a pasar ahora pero debo ordenar mis pensamientos y recuerdos ya que mi cabeza, ahora, es tan caótica por tantos recuerdos. Levanto la mirada viendo como esos tres hombres entran por la puerta y le pido a Suho, con la mirada, que permanezca a mi lado. Cosa que hace ya que se acerca sentándose en la camilla de tal manera que hace que mi espalda apoye su pecho. Estando así me siento más seguro y un poco más tranquilo.

    - Dae, ¿por qué nos mandaste a llamar? - Pregunta mi mejor amigo.

    - Como sabéis, recuperé mi memoria. Aunque aún no está completa, recordé cosas como mi vida cuando salía con Wilson y más cosas. Una de esas cosas fue…- cierro los ojos para evitar llorar, cosa que no funciona ya que se me escapa una que otra lágrima -...fue el asesinato de mi padres. - Abro los ojos y veo como están procesando la información.

    - ¿T-tus padres están muertos? - Asiento ligeramente. - ¿No te abandonaron?

    - No...más bien murieron intentando salvarme. - Susurro agachando la mirada sintiendo como los brazos de Junmyeon me aprietan más a él. Después de eso les conté lo que ocurrió y dónde pasó. Decir eso me cuesta mucho, sobre todo si lo recuerdo.

Flashback

Han pasado tres noches desde que Wilson me encerró en esta cabaña. A penas me da comida, gracias a dios que si me da de beber pero creo que le echa algo ya que duermo demasiado.

Mi móvil no ha dejado de sonar pero, como a ese lunático le molestaba el ruido, lo estampó contra el suelo y lo aplastó. Ahora ya no tengo manera de comunicarme y, a este paso, nadie podrá encontrarme. Tan solo pensar eso me asusta.

Como él tiene que hacer cosas me deja aquí encerrado y vuelve a las horas de su partida. Solo he tratado una vez de escaparme y me arrepiento ya que si ni hubiera intentado aquello ahora no estaría tan golpeado, tan herido y atado a la cama. Solo quiero llorar, ¡pero incluso eso me duele! Sinceramente perdido la fe de salir de esta, al menos con vida.

Me alarmo al escuchar un ruido proveniente de afuera así que cierro los ojos asustado fingiendo dormir pero los abro al instante al reconocer la suave voz de mi madre viendo como mi padre intenta soltarme de esas ataduras que me están dejando marcas en mis muñecas. Ver sus caras hace que una sonrisa salga de mis labios. Los he extrañado tanto…

- Mi niño…¿que te ha hecho ese malnacido? - Susurra mi madre tocando con delicadeza mi mejilla golpeada. Mi padre ya me ha desamarrado y, la verdad, ya tengo la ilusión de que por fin voy a estar a salvo. Pero esa ilusión se va al escuchar la voz de Wilson que hace que mi cuerpo se paralice.

- Suegros ¿a que debo esta grata sorpresa de verlos por aquí? - Un escalofrío recorre mi cuerpo al escuchar su tono de voz. Algo malo va a ocurrir…

LiarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora