Parte 5.

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Francisco Pov.
Desde el día en que conocí a Sophia todo cambió, estoy más feliz. Ese día su hermana apareció con Agustín, resulta que después de bailar y no verlas en su mesa se fueron a buscarla por todo el barco, y al final nos consiguieron hablando a los tres en la barra.

Los días pasaban más rápidos, casi siempre quedaba con Sophia para hacer algo, le había contado que era malagueño, pero que ahora estaba jugando en las inferiores del Valencia. Ella por su parte estaba finalizando la secundaria, dentro de poco entraría a la universidad y hace poco cumplió dieciséis.

Era americana, nació en Miami, pero por cosas del trabajo de su papá se mudaron a Madrid y como no quiso fiesta le obsequiaron este viaje a ella con su hermana mayor y su mejor amiga. Habla perfectamente inglés, español y portugués. Y sinceramente, para tener dieciséis tiene un hermoso cuerpo de modelo, le pregunté si lo era y ella solo se rió negándolo.

Ya habían pasado casi dos semanas y nosotros eramos inseparables, a veces se nos unían Agustín y Alexia, otras solo Carolina. Hoy por lo menos estábamos los dos solos y decidimos ir a la piscina.

—Hey, ¿Qué haces Francisco? —dijo al notar que le había tomado una foto.

—Revisa tu Instagram. —sonreí y está fue en busca de su celular. —es que te mato idiota. —dijo corriendo hacia mi con su celular en la mano mostrando las fotos que le había tomado.

 —dijo corriendo hacia mi con su celular en la mano mostrando las fotos que le había tomado

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@IscoAlarcon:
Cuando eres bella y todos lo saben. Hermosa amiga mía @SophiParkM

—Solo quería enseñarle al mundo que mi amiga es toda una belleza. —sonreí y ella sólo me golpeó.

—No me parece gracioso, ahora todos tus amigos futbolistas me verán así, no puede ser. —se tapó la cara y me lo pensé, ahora todos la verían y yo no quería eso. ¿Celoso Alarcón?, gritó mi subconsciente.

—Eres hermosa Sophia, no pasa nada. —sonreí y ella igual, luego besó mi mejilla y deseé que me hubiese besado en los labios.

—Gracias Francisco. —me abrazó. —te quiero aunque a veces seas un idiota. —otra vez, su hermosa sonrisa ilumina más que el sol.

Y así pasamos el día, los dos jugando en la piscina. El tiempo se me pasa volando junto a ella, y me estoy dando cuenta que la quiero. Desde el día en que le tumbe las sodas al suelo, nuestras manos unidas y esa corriente que subió por nuestros brazos. Me encanta, no hay duda. Es la mujer de mi vida. Puede sonar un poco tonto, que yo a mis casi diecisiete diga semejante locura, pero así es.

Ella es mi pequeño rayo de sol parlante, alegra a todo el mundo, sinceramente es demasiado bella para ser cierto. Agustín ya sabía lo que sentía por ella y él estaba casi igual con su hermana solo que era más reservado y se limitaba a decir que eran buenos amigos.

En la noche la invitaría a cenar, ahí vería si me arriesgaba por su amor o sólo eran fantasías mías.

El Juego del Destino {Isco Alarcón}.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora