Parte 53.

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Nathalie Pov.
Luego de esa broma a Valerie, las venganzas habían aumentado. Hoy Verónica, Carla y yo habíamos ido al lago, al regresar nuestras camas estaban sobre el techo de la cabaña. Y por si fuera poco la bandera alemana estaba izada.

—Está me las vas a pagar Valerie. -dije enojada.

Esa noche nos escapamos de nuestra cabaña, esta venganza sería la mejor. Entramos a la cabaña de Valerie e hicimos una clase de circuito con varias sorpresas. Salimos de su cabaña hacia la nuestra, al día siguiente nos levantamos temprano y fuimos a ver como empezaba el desastre. Nosotras estábamos viendo todo por la ventana, el plan iba saliendo como lo planeado. Hasta que la directora del campamento apareció.

—Inspección sorpresa. -gritó la directora mientras nosotras nos veíamos nerviosas.
—Directora, creo que ellas nos están disponibles. -me coloqué entre la puerta y ella.
—¿Por qué no? -cruzó los brazos.
—Porque están muy enfermas y se puede contagiar. -dije nerviosa.
—Con más razón, necesito que te hagas a un lado para entrar. -dijo preocupada.
—¡NO! -grité.
—Nathalie Alarcón, permiso. -dijo su hija.

Valerie Pov.
Estábamos despertando y sentimos esas cosas asquerosas, sabía que había sido la española esa. Mis compañeras estaban llenas de espuma, miel y plumas, el piso estaba lleno de jabón, y yo estaba completamente mojada gracias a unos globos llenos de agua que me dejaron empapada. De un momento a otro escuchamos unas voces fuera de la cabaña, era la directora peleando con Nathalie, era el momento para desquitarme. Me acerqué a la puerta y vi unos hilos que conducían a un tobo con algo dentro, así que abrí la cortina de la puerta y escuché la discusión.

—Señorita Alarcón, si están enfermas no pueden estar solas. -trataba de mover la pero ella no se dejaba.
—¿Qué desea directora? -Nathalie volteó a verme.
—¿Están bien? -me miró.
—Si claro. -sonreí mientras Nathalie me miraba con odio.
—Permiso Nathalie. -la apartaron de la puerta y la abrieron dejando que la sustancia que tenía el tobo las bañara por completo.

La hija de la directora trató de quitarla pero gracias al jabón del suelo se resbalaron por toda la habitación hasta caer, haciendo que muchas plumas le cayeran encima. Cuando se levantaron nos vieron con enojo a ambas.

—Esto es culpa de ella. -señalé a Nathalie.
—Y tuya también. -me miró con odio.
—¡YA BASTA! -gritó la directora y ambas la miramos. —se irán a la cabaña de aislamiento. -dijo enojada.
—Genial, gracias Alarcón. -la miré enojada.

Esa tarde todas las niñas del campamento guíadas por la directora y su hija nos acompañaron a la nueva cabaña donde pasaríamos el resto de las vacaciones, solo podríamos salir para comer. Luego de eso, entramos a la habitación, ambas dejamos nuestras cosas sobre la cama y nos recostamos. Cayó la noche, la luz estaba encendida porque estaba leyendo un libro.

—¿Puedes apagar la luz? -me miró enojada.
—No, estoy leyendo. -sonreí con hipocresía.
—Con que esas tenemos. -apagó la luz, yo la volví a encender, y así sucesivamente hasta que se fue la luz en la cabaña.
—Genial. -dije enojada, cerré mi libro y me dormí.

Me levanté al día siguiente y había mal tiempo, así que me quedé sentada en mi cama jugando con mis cartas de poker. Nathalie por su lado estaba pegando algunos posters en la pared, pero por la gran ventisca que entró empezaron a volar por la habitación. Ella trató de cerrar la ventana y no podía así que me levanté para ayudarla, cuando por fin logramos cerrarla la ayudé a recoger los posters del suelo.

—Gracias. -sonrió.
—No sabía que tenías tantas fotos y posters. -sonreí.
—Si, la mayoría son de mis equipos de fútbol. -me enseñó una. —este es el Málaga.
—Vaya, pues yo sólo se de los equipos de la Bundesliga. -sonreí.
—¿No sabes nada de la mejor liga de Europa? -negué. —La Liga es la mejor de todas. -sonrió orgullosa.
—Tengo mucho que aprender. -reímos.
—¿Quieres galleta? -sacó unas galletas oreo.
—Son mis favoritas, pero las prefiero con... -sacó una mantequilla de maní.
—Mantequilla de maní. -sonrió. —¿cuéntame de ti? -preguntó mientras comía una galleta.
—Pues vivo en Alemania, tengo una vida normal en realidad. -sonreí.
—¿Y tus padres?, son esos típicos que te dicen hablamos luego cariño, pero sabes que es mentira porque no tienen tiempo para ti.
—En realidad mis padres están separados. -la miré y se atragantó con una galleta.
—Los míos igual. -me miró seria. —vivo con mi papá en Madrid.
—Y yo con mi mamá en Múnich. -dije. —supongo que tu si la conoces. -ella negó.
—No sólo tengo una simple foto. - dijo triste.
—Yo también.
—Pero seguramente tu tienes una foto completa porque yo me tengo que conformar con una que esta ruta a la mitad. -después de eso fui a buscar la foto que tenía de mi papá en un pequeño cofre.
—La mía esta justamente cortada a la mitad. -tenía la foto pegada a mi pecho.
—A la cuenta de tres vamos a voltear las fotos. -yo asentí.
—Uno.
—Dos.
—Tres. -dijimos al mismo tiempo mientras volteamos las fotografías.
—Esa es mi mamá. -dije señalando su foto.
—Y ese es mi papá. -señaló mi foto mientras las juntamos y calzaba perfectamente.

—Te das cuenta Nathalie, si tú papá es mi papá

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—Te das cuenta Nathalie, si tú papá es mi papá... -me interrumpió.
—Y tu mamá es mi mamá. -terminó la oración.
—Eso quiere decir que somos hermanas Nat. -sonreímos.
—Acaba de sonar el timbre del almuerzo, vamos por comida. -dijo mientras salía de la cabaña.
—Nathalie por una vez puedes dejar de pensar en comida, esto es algo serio. -la miré y se regresó.

El Juego del Destino {Isco Alarcón}.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora