Parte 4.

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Francisco Pov.

Y la vi, era la chica más bella del mundo, y ahí estábamos viéndonos mientras las bebidas seguían en el suelo.

—Tranquilo, supongo que ha sido un accidente.

Vaya que tiene una hermosa voz, pensé.

Levantó las manos en señal de que no importaba.

—Por lo menos no me ha caído encima. —sonrió de lado y sentí que eso que faltaba en mi había sido completado.

—Disculpame, en serio. Puedo comprarte otras más en señal de disculpa. —dije apenado y ella sólo musitó un está bien. —por cierto, soy Isco. —sonreí y le di la mano.

Sophia Pov.

Y ahí estaban mis dos bebidas, en el suelo. Cuando levanto la mirada para ver quien había sido la persona con la cual choque miro a un lindo chico, un poco más alto que yo, cabello oscuro y ojos cafés.

Pobre, se notaba apenado así que no le di mucha importancia puesto que mi vestido seguía intacto y las sodas solo ensuciaron el piso. Él se ofreció a comprar otras y acepté, en eso volvió a disculparse y decirme su nombre, Isco, vaya nombre tan raro, y por su reacción creo que noto que me pareció extraño.

—Isco, por Francisco. —dijo haciendo énfasis en el isco de su nombre, yo sólo musité un Ah, ya entendía, era un apodo.

—Yo soy Sophia, un gusto. —sonreí mirándolo a los ojos.

Me dio la mano y pude sentir una corriente que subía por todo mi brazo y creo que él sintió lo mismo ya que me miró extrañado.

—Lindo nombre, Sophia. —sentí como mis mejillas se tornaban rojizas y solo sonreí apenada.

—Francisco no está nada mal. —reímos y seguimos hablando por un largo rato.

—No sí, deja a tu mejor amiga esperando una soda por una eternidad. —apareció Carolina un poco enojada, se me había olvidado el asunto de las sodas. —si me vas a dejar sola por lo menos avisa que irás con un chico lindo. —me miró sonriendo y yo solo me sentí más apenada.

—Soy Isco, y la culpa ha sido mía, le he tirado las bebidas al suelo. —dijo él pasando su mano por la nuca.

—Vale, te perdono. —sonrió mi mejor amiga. —Carolina por cierto. —se presentó.

—¿Y mi hermana? —pregunté extrañada de no verla en la pista.

—Ni idea, estaba con ese tal Agustín. —respondió sin importancia y mi nuevo acompañante casi se ahoga con la bebida.

—¿Pasa algo Francisco? —pregunté al ver su reacción.

—No sabía que esa chica era tu hermana. —lo observé extrañada. —Agustín es mi mejor amigo y desde que llegamos no dejaba de verla. —mencionó y reímos.

—Seguro se andan besando en algún lugar del salón. —mencionó la indiscreta de mi amiga y reímos mientras le daba un leve golpe en el brazo.

—No seas tonta Caro. —dije negando. –mi hermana no es así.

—Tranquila, mi amigo tampoco es esa clase de chicos. —salió Isco en defensa de su amigo.

—Hasta que por fin las encuentro.

El Juego del Destino {Isco Alarcón}.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora