Él y yo, almas gemelas.
Tanto así que tuvimos gemelas, lástima que las cosas no son lo que parecen.
Y vaya que no lo son.
Francisco y Sophia se aman, pero los obstáculos los separan, aunque no para siempre.
Sophia Pov. Han pasado algunos meses desde aquel encuentro con Agustín, cada vez que se ve con Toni, porque sí, se hicieron grandes amigos, Valerie está ahí y por alguna razón ella se ha vuelto muy unida a él. Agustín ha cumplido su palabra, no le ha mencionado nada a Francisco. Hoy estaba cuidando a León porque Toni tenía partido fuera de Alemania y mi hermana estaba supervisando unas obras. El pequeño tenía su pijama puesta y me preguntaba cualquier cosa que pasara por su mente.
-Tía, verdad que mi papi es el mejor jugador del mundo. -reí ante su comentario- -Claro que si pequeño. -sonreí y él me dio una gran sonrisa mostrando sus pequeños dientes-
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-MIA SAN MIA. -gritó emocionado- -Si pequeño, mia san mia. -reí al ver como se sabía los lemas del equipo de su padre-
Era impresionante el parecido del pequeño con Toni, si no es porque tiene unos ojos más azules, simplemente diría que es la copia exacta de mi cuñado. Valerie llegaría un poco tarde porque tenía clases de esgrima, cualquier niña a su edad quisiera ir a clases de ballet, pero ella eligió la esgrima y otras veces ama el fútbol, ni quien le quite que por sus venas corre sangre futbolista.
Nathalie Pov. Ya tenía unos meses viviendo en Madrid con mi papá y Parker, mi abuela venía cada semana. Estaba en la escuela, no tenía muchas amigas porque sólo se acercaban por ser hija de Isco, el nuevo jugador del Real Madrid y por esa misma razón había un grupo de chicas que me molestaban. Iba caminando tranquilamente por el pasillo de la escuela cuando aparecieron.
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-Hola niña Alarcón. -mencionó una- -¿Qué se siente ser la hija gris de un jugador recién llegado al Madrid? -mencionó a la que peor le caía, Camila, todas empezaron a reír- -No lo sé, por lo menos a mi me quieren y no me dejan botada con el chófer. -sonreí victoriosa- -Tal vez, pero por lo menos yo tengo mamá. -admito que esa me dolió- o crees que nadie sabe que solo tienes a tu papá. -volvieron a reír- -Si su mamá no la quiere imagínense que queda para los demás. -seguían riendo- -Habla Nathalie, no te quedes callada. -tenía ganas de salir corriendo a llorar- -Yo si tengo mamá. -dije molesta- -Claro, pero seguro no te quiso y por eso te abandonó. -iba a responder pero se fueron dejándome solas con miles de dudas-
El día transcurrió y yo no estaba nada feliz, quería llegar a casa y hablar con mi papá. Tenía muchas dudas acerca de mi mamá y era hora de saberlo. Él siempre cambiaba de tema o simplemente se hacía el loco, pero hoy no estaba dispuesta a seguir sin saber de mi pasado. Llegué a casa y él no estaba, Marie mi nana me recibió y me dio de comer. Como a las cuatro llegó mi papá.
-Hola pequeña. -me sonrió y me dio un beso en la frente pero me quité rápidamente- ¿Qué sucede Nat? -Debemos hablar. -dije seria- -No me asustes Nathalie. -me miró preocupado- -Es sobre mamá. -se quedó mudo- -Ya sabes que opino de ese tema. -No, no lo sé. -dije molesta- siempre encuentras una excusa para no hablar de ella. -Nathalie, por favor. -seguía serio- -Por favor te digo a ti papá, estoy cerca de cumplir los diez años y no sé nada de ella. No sabes lo feo que se siente que te digan que tu mamá te abandonó. -estaba a punto de llorar- -Cariño, discúlpame. -me abrazó- -Sólo quiero saber de mi mamá, si me quería, si me parezco a ella, por qué me dejó. Porque es horrible sentir que te abandonaron. -empecé a llorar- -Cariño no, no llores. -me abrazó- esta bien. -suspiró- tu madre era la mujer más hermosa, o bueno lo es, porque no he visto alguien que sea tan hermosa como ella. Claro que te quiere, sólo que las cosas no se dieron como esperábamos y si, eres una copia exacta de ella, tienen el mismo carácter y ganas de obtener lo que quieren. -me sonrió- -¿Podrías enseñarme una foto de ella? -sonreí tímidamente- -Está bien, buscaré a ver si todavía guardo una fotografía de ella. -sonrió y se perdió por el largo pasillo-
Me quedé sentada en el sillón esperando a mi papá, se tardó varios minutos hasta que por fin apareció con una foto en sus manos.
-Aquí esta Nat, ella es tu madre. -me extendió la mano con la foto en ella-
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-Es hermosa. -dije sonriendo- -Y tú te pareces mucho a ella. -me dio un beso en la mejilla- -Aunque se ve un poco joven. -lo miré seria- -Tenía dieciséis en ese entonces, y a esa edad quedó embarazada. -lo noté triste- -Oh, ya entiendo. -asentí- de igual manera gracias por esto papi, eres el mejor. -lo abracé muy fuerte-
A pesar de todo, el día no estuvo tan mal, ahora tengo una foto de mamá que no pienso soltar jamás.
