Capítulo 6

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Dedicaron toda la mañana a hacer turismo.

Y pese a que no se encontraba entre las prioridades de Stiles cuando decidió ir a Nueva York, reconoció que estuvo muy bien la visita. Sobre todo si a su lado contaba con una guía tan buena como resultó ser Cora.

Le llevó a los sitios más conocidos de la ciudad, junto a otros que sólo los "neoyorquinos de verdad" conocían. Algo que, la verdad, no tenía mucho sentido, visto que ella no era precisamente nacida y criada en la gran manzana. Pero una mirada rabiosa de Cora hizo que ese fuera un detalle sin importancia.

Salvando ese y otros pequeños momentos de tensión, Stiles debía admitir que Cora no era como se la había imaginado. O, mejor dicho, que no era sólo esa chica borde a la que tampoco le gustaba hablar mucho, y que no tenía reparos en llamarle crío idiota que no hacía nada bien.

Porque, después de todo, había tenido toda la razón del mundo en quejarse por ello, ¿no? No dejaba de haber vuelto al pueblo donde nació, después de haber estado seis años sola y a saber cuanto tiempo secuestrada; para encontrarse con que todo era un caos... En fin. Era normal que estuviera un poco mosqueada con todo el mundo. Y si a eso se sumaba que por sus venas corría sangre Hale, pues tenías una bomba a punto de explotar.

Pero el caso era que, ahora que podía verla en un momento relajado y casi feliz, Cora resultó ser una chica amable, sincera, e incluso divertida... Pero no con ese sentido del humor propio de Derek, lleno de sarcasmo e ironía. Bueno, principalmente había de ese tipo. Pero además tenía un sentido del humor genuino con el que Stiles estaba encantado.

Después de haber visitado la Estatua de la Libertad, la Biblioteca Central, y haber subido a lo alto del Empire State para ver las vistas de la ciudad, decidieron hacer un alto en Central Park para comer. Momento que Stiles aprovechó para llamar a su padre y comentarle que todo estaba bien. Que ya había encontrado a Cora y a Derek.

Cuando colgó, tras darle saludos de su padre a Cora, la conversación cambió radicalmente de tema. Y el tema elegido, como no podía ser otro, fue el de Beacon Hills.

Con bastante menos ganas de las esperadas en alguien al que le gustaba hablar por los codos, Stiles intentó ponerle al día.

Le habló de lo difícil que había sido reanudar una relación normal con su padre, al descubrir que no le había creído cuando más lo había necesitado. Y no es que no quisiera a su padre, ni mucho menos, pues estar dos días creyendo que no iba a volver a verle jamás, fueron los más difíciles de toda su vida... Pero mentiría si dijera que no seguía doliéndole cada vez que recordaba cómo su padre no le creyó. Cómo le gritó, acusándole de no aceptar la realidad. La única realidad que importaba.

Y sí. Sabía que lo de mencionar a su madre había sido un golpe muy bajo. Que sólo logró que se sintiera peor consigo mismo, hasta el punto de plantearse qué clase de hijo era cuyo padre no le creía, y que además le acusaba con su madre muerta.

Pero afortunadamente, las cosas habían mejorado desde aquel primer día en que su padre quiso pedirle perdón por no haberle creído.

Entonces Stiles no quiso escucharle. Directamente, no quería hablar del tema, y simplemente quería pensar que estaban a salvo los dos y que eso era lo único que importaba... Y aquella no fue su idea más inteligente, la verdad. Pues sólo logró que padre e hijo se distanciaran el uno del otro, no atreviéndose a iniciar ninguna conversación por temor a sacar el tema "del que no se podía hablar".

Exactamente como ocurrió cuando su madre murió, y durante semanas apenas se dirigieron la palabra, por no querer mencionar a la mujer que ya jamás volvería.

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