Capítulo 16

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Stiles no se desmayó, pero Jack tampoco le destripó. Ni siquiera le golpeó de nuevo contra la pared. Y por supuesto, tampoco intentó violarle de nuevo.

Porque de pronto la puerta de la habitación se abrió de golpe.

Y entraron dos hombres que, si el cerebro de Stiles no estaba jugando con él, eran David y Derek.

Y antes de que hubiera parpadeado una vez, Derek ya le había quitado a Jack de encima, tirándole al suelo, y le estaba golpeando con todas sus fuerzas.

Cuando Stiles quiso colocarse en condiciones para ver lo que estaba ocurriendo, sintió que David le ayudaba a sentarse en el suelo. Intentó zafarse de él, pero sólo consiguió soltar un gruñido de dolor al mover el brazo un milímetro, y un nuevo espasmo de dolor le dejó paralizado.

A menos de dos metros de distancia Derek estaba agachado, golpeando a un Jack tirado en el suelo, como si fuera un pelele. Al principio Jack intentó defenderse, aunque sólo fuera levantando los brazos y usándolos como escudo protector. Pero todo fue inútil cuando los puños del hombre golpearon con rabia, rompiéndole el cúbito como si fuera paja en vez de hueso. Y una vez que desapareció esa minúscula defensa, no le concedió tregua.

Golpeó su rostro con rabia, marcando los nudillos a fuego en la piel del hombre lobo. Y cuando la carne se abrió como si fuera mantequilla, la mandíbula y pómulos fue lo siguiente.

Pero Derek no paró ahí. Ni siquiera cuando era más que evidente que Jack estaba inconsciente, y que ya no había un sólo hueso de su rostro que no hubiera quebrado.

Tuvo que ser David quien le parara.

Alejándose de un Stiles que todavía no era muy consciente de lo que estaba ocurriendo, se arrodillo al lado del hombre. Le sujetó de los hombros con fuerza, pidiéndole que parara, y teniendo que usar toda su fuerza para evitar que siguiera golpeando.

- Derek, es suficiente – alzó la voz, pero sin llegar a ser un grito.

Y estaba claro que aquello no sería suficiente. Derek no aminoró los golpes, sino que dio un par más, esta vez en el costado del hombre. Y cuando oyó el sonido de una costilla rompiéndose, sonrió como un maniaco.

- ¡Derek!

El grito del Alfa retumbó en la habitación.

Confuso, Derek apartó por fin la vista del hombre inconsciente, y la dirigió hacia el castaño.

Los ojos de David brillaron con un leve tono rojizo, apenas transformado. Pero en cuanto vio que Derek por fin le hacía caso, el iris recuperó su tradicional tono azul intenso. Y apenas volvió a ser un humano cien por cien, dirigió la mirada hacia el chico que seguía agazapado en la pared, quejándose de dolor.

Derek no lo pensó.

Corrió hacia Stiles, arrodillándose a su lado y sujetándole la cara con ambas manos, para poder mirarle bien a los ojos.

Pero apenas le tocó, Stiles soltó un aullido de dolor.

- Qué te ha hecho – susurró Derek, mirándole con verdadera preocupación. Su voz era increíblemente suave en contraste con la rabia que había desprendido hasta hacía un segundo.

Stiles no respondió. Cerró los ojos en gesto de dolor, y trató de alejarse del hombre. Que dejara de moverle, consiguiendo que todo su cuerpo protestara un poco más.

Pero eso no era lo que Derek quería.

- Derek. Su brazo.

El hombre siguió la indicación del Alfa, y descubrió horrorizado el brazo derecho de Stiles, torcido en un ángulo imposible.

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