Capítulo 21

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Stiles respiró hondo varias veces antes de llamar a la puerta.

Unos segundos después, fue el propio David quien abrió.

Podría haberle extrañado un poco más el hecho de que, teniendo en cuenta que era el Alfa de la ciudad, y que tenía a decenas de hombres trabajando para él; se dedicase a hacer cosas tan mundanas como abrir la puerta de su Suite a invitados sorpresa.

Pero en el fondo, sabía que no debía extrañarle tanto. Por el comportamiento que había visto del hombre en las pocas veces que habían coincidido, sabía que no era alguien al que le gustara alardear de posición. Y que, por el contrario, prefería comportarse como uno más, y ser él mismo quien recibiese a sus visitas.

David tenía el pelo mojado, señal de que acababa de salir de la ducha. Pero le había dado tiempo a ponerse unos sencillos vaqueros y una camiseta blanca bastante desgastada.

Nadie que le viera ahora, pensaría que era el hombre lobo más poderoso de la ciudad. Pero sí que admitiría, sin dudarlo, que era uno de los hombres más atractivos de la ciudad.

No por primera vez, Stiles se reprochó a sí mismo por ser tan absurdamente inocente.

En qué mundo cabía que Derek le elegiría a él por encima de alguien tan perfecto como David. Con ese cuerpo firme, fuerte, un par de centímetros más alto que él. Con ese pelo castaño que apostaba tenía que ser tan suave como parecía. Y con ese rostro tan hermoso, digno del mejor de los escultores.

Pero por encima de todo, lo más impactante del hombre seguían siendo aquellos ojos azul oscuro, como el color del mar profundo, que uno era incapaz de dejar de mirar.

- Hola – saludó al fin.

- Stiles. Qué sorpresa.

David se apartó de la puerta en una clara invitación para que pasara, pero Stiles sólo dio un paso dentro de la habitación. No tenía intención de estar mucho tiempo.

- Venía a despedirme y... Bueno. Supongo que a darte las gracias por todo.

El hombre torció un poco el gesto. Pero no fue un gesto amenazante.

- Uno de mis Betas te hizo daño. No es normal dar las gracias por algo así.

- Ya... - Stiles estaba cada vez más incómodo. Sobre todo cuando David no dejaba de ser tan amable, y atento, y asquerosamente perfecto - Pero no fuiste tú y... Siento haberte causado problemas.

- No te preocupes – aseguró con una tímida sonrisa - Y el castigo ha servido como advertencia para aquel al que se le ocurra desobedecer mis órdenes. Así que, en cierto modo, soy yo quien debe darte las gracias.

Stiles asintió, y miró de reojo a la puerta.

- Si vas al aeropuerto puedo pedir que...

- No hace falta. Cora me va a llevar. Me está esperando abajo.

- Como quieras.

David inclinó levemente la cabeza, a modo de despedida, visto que Stiles había guardado silencio. Pero cuando Stiles no dio media vuelta en dirección a la puerta, sino que se quedó mirando al hombre en silencio, el Alfa intuyó que la conversación no había acabado todavía.

- ¿Querías algo más?

- Sé que debería odiarte – respondió Stiles con calma. Con demasiada calma para lo que había dicho, la verdad - Es por ti que Derek volvió a Nueva York cuando todo se fue a la mierda – explicó, mirando fijamente al Alfa - Que esta ciudad se ha convertido en su nuevo hogar, y que nunca volverá a Beacon Hills.

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