Capítulo 8

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Cuando Cora y Stiles llegaron al lugar donde estaba todo el mundo reunido, Derek y aquel tipo, Jack, ya estaban en posición.

Estaban en los sótanos del edificio. En un espacio diáfano y poco iluminado, donde había unos cuantos coches aparcados. Pero entonces unos cuantos presentes encendieron los faros de los coches, para que iluminaran mejor el centro del lugar.

Donde estaban Jack y Derek en esos momentos.

Estaban a menos de dos metros de distancia el uno de otro. Y a su alrededor, casi cien personas había formado un círculo, dejándoles apenas unos cuantos metros cuadrados para moverse.

Aquello era lo más cerca que Stiles había estado nunca de un genuino Club de la lucha.

Y aunque tendría que estar emocionado, porque no dejaba de estar a punto de presenciar una pelea ilegal de hombres lobos en el centro de Manhattan; no las tenía todas consigo.

El chico tragó con dificultad cuando Derek no hizo nada para calentarse, mientras que su oponente estiraba brazos y piernas con gesto confiado.

- Cora – susurró a la chica, que no se había separado de él – Ese tipo es casi el doble de grande que Derek.

- No te preocupes – respondió ella con indiferencia – Él no tiene nada que hacer. Ya lo verás.

No hubo tiempo para más conversación.

Un rugido resonó en las paredes del sótano, y al segundo Jack se echó encima de Derek. Lo hizo cuando Derek estaba todavía de espaldas a él, con lo que no había visto llegar el ataque.

Stiles estaba a punto de poner el grito en el cielo, cuando todo cambió.

Derek se giró en medio segundo, y al otro segundo ya estaba de rodillas en el suelo. Con lo que el puñetazo que tendría que haber recibido, pasó a unos cuantos centímetros por encima de su cabeza, golpeando nada más que aire.

Sin embargo, Derek no aprovechó el error del hombre para atacarle desde el suelo. Esperó a que Jack se alejara medio metro de él, para ponerse de pie con calma.

Y todo lo hizo con la misma inexpresividad que tenía desde que Jack aceptó su reto.

Visto así, parecía que para Derk aquello no fuera más que una soberana pérdida de tiempo.

Lástima que el otro hombre lobo no pensara lo mismo.

Porque apenas se había recuperado de su pifia, volvió a abalanzarse sobre su oponente. Y esta vez lo hizo con los colmillos y las garras fuera. Y sus ojos brillaron de un azul intensísimo.

Un detalle que, aunque no fuera algo que Stiles no esperara ya, sí que se añadió a la lista de por qué no era buena idea que Derek peleara con aquel tipo.

Derek esperó impasible hasta que el hombre llegó a su altura. Y cuando lanzó el puño contra su cara, se limitó a ladear ligeramente el cuello. Parecía que apenas se había movido, pero consiguió que el puñetazo de Jack volviera a golpear el aire.

Esta vez, sin embargo, Derek sí que atacó. O, mejor dicho, movió ligeramente el pie izquierdo, para que la inercia que ya llevaba Jack le hiciera tropezar y caer al suelo de forma escandalosa.

Una sonora carcajada retumbó en el sótano, y por fin Derek mostró algo de emoción: Curvó ligeramente los labios en una sutilísima sonrisa, al tiempo que extendía una mano hacia el hombre para ayudarle a ponerse en pie.

Pero la combinación de las risas y la amabilidad de Derek, no fueron una buena combinación. Porque Jack miró a su oponente con rabia, muchísima rabia, y lanzó un zarpazo contra la pierna de Derek.

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