Capítulo 31

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Cuando Stiles salió a la calle, estaba más que agotado.

Solo eran las dos de la madrugada. Por regla general, solía estar despierto hasta las cuatro como pronto, y eso cuando no tenía nada mejor que hacer o no estaba cumpliendo su función de chico de la información.

Pero hoy no había sido un día cualquiera.

Hacía menos de ocho horas que había estado a punto de caerse por un agujero enorme en medio del bosque, para luego descubrir que Derek estaba en Beacon Hills, tener que meterse en una bañera de hielo otra vez, soñar con un nuevo Nemeton y ser testigo de los nuevos sacrificios que se habían cometido, y finalmente tener una larga y nada cómoda conversación con su padre y la persona a la que ahora mismo más odiaba su padre.

Sí. Se podía decir que hoy había sido un día la mar de completo.

Stiles soltó aire mientras se metía las manos en el bolsillo y miró al cielo, observando la luna creciente.

Faltaban tres días para la luna llena.

Aquella noche, según parecían estar todos de acuerdo, sería el momento en el que se cometería el último asesinato. El último sacrificio del Darach.

Fue Deaton quien lo indicó, cuando se reunieron todos en el loft de Derek para explicar el plan. El hombre recordó que la luna llena no dejó de ser el momento que Jennifer escogió para intentar asesinar a sus padres, y de paso acabar con todos los hombres lobo de Beacon Hills.

Y aunque parte de la elección de Jennifer también se debió al eclipse lunar y a que de ese modo las fuerzas estarían más equilibradas, pero esta vez no habría ningún eclipse; nadie pareció dudarlo.

El motivo de tanta seguridad era que, además de ser lo mismo que ocurrió la última vez, también era lo que había visto Stiles en su sueño. Pero de ahí a decir que no había ninguna duda de que aquel sería el momento elegido...

En fin, le parecía un poco excesiva la confianza que estaban depositando en sus sueños, la verdad... Si se equivocaba, un último inocente moriría, y el monstruo más salvaje y desagradable que había pisado la tierra, camparía a sus anchas.

No es que hubiera presión ni nada para el chico de los sueños.

Un par de metros tras él, Stiles oyó el sonido de una puerta cerrarse. Miró por encima de su hombro y vio a Cora, Scott y Derek saliendo del portal. Isaac debía haberse quedado en el loft, pues aquella no dejaba de ser ahora su casa.

Saludó al grupo con una mano, pero esperó a que fueran ellos los que llegaran al banco donde estaba sentado.

- ¿Te encuentras bien? – preguntó Scott nada más sentarse a su lado.

- Sí – sonrió, no queriendo preocuparle - Necesitaba tomar un poco el aire – Miró a Derek entonces. Tanto él como Cora se habían quedado de pie, a un metro de distancia, y con los brazos cruzados en el pecho... No es que parecieran hermanos ni nada – ¿Ya está todo claro?

El Beta asintió, y Stiles respiró aliviado. Por pocas ganas que tuviera de ver de nuevo a ese druida maligno y asesino, sentaba bien saber que, esta vez, todos estaban del mismo lado. Le daba más esperanzas para creer que todo acabaría bien.

Stiles se puso en pie y se rascó el cuello con gesto cansado.

- Supongo que ahora sólo queda esperar – anunció con una sonrisa menos alegre de lo normal.

- ¿Ibas a volver a comisaría? – preguntó Scott.

- No. Tenía pensado ir a casa a ver si consigo dormir un poco.

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