Capítulo 23

5.9K 641 42
                                    

Cuando Stiles se fue a la cama, después de casi siete horas de Star Wars (porque se negaba a considerar los episodios I, II y III como parte de la saga), estaba tan agotado que apenas tuvo fuerzas para terminar de desvestirse y ponerse el pijama.

Aun así, estaba convencido de que sería incapaz de pegar ojo, igual que la última noche que pasó en Nueva York. Cómo iba a poder dormir sabiendo que todo había cambiado. Que ya no había marcha atrás. Que jamás volvería a verle, y que Beacon Hills ya no volvería a ser lo mismo.

Pero Stiles no contó con que su cuerpo tenía un límite. Uno que había forzado en más de una ocasión, y que esta vez lo había llevado a límites insospechados.

Y es que en los últimos cinco días que estuvo en la otra punta del país, no paró de andar ni de sacar a la luz sus mayores miedos a amigos que creía perdidos. Pero también disfrutó de una maratoniana sesión del mejor sexo, sólo para al día siguiente haber estado a punto de ser violado y, para terminar, sentir cómo rompían su pobre corazoncito otra vez.

Y todo eso había tenido lugar, no podía olvidarse, después de haber pasado los últimos cinco meses durmiendo una media de tres horas al día como máximo.

Sí. Stiles intuía que había forzado más de la cuenta su frágil y cansado cuerpo.

Motivo por el cual, antes de que su cabeza hubiera golpeado la almohada, ya estaba dormido.

Sin embargo, el agotamiento sólo le ayudó a conseguir dormir unas cinco horas seguidas.

Porque aquella noche, como no podía ser de otra manera, Stiles volvió a soñar.

Pero a diferencia de las otras, esta vez la pesadilla fue distinta.

**********

La sensación de estar debajo del agua fue tan agobiante como siempre.

En seguida fue consciente de que estaba soñando, y se obligó a aguantar la respiración. Y la verdad es que no dejaba de ser un tanto contradictorio. Porque Stiles sabía que estaba soñando. Que realmente no iba a ahogarse. Y, por ese mismo motivo, también sabía que en cuanto abriera la boca para respirar y que esta se llenara de agua, él despertaría.

Pero, y ahí estaba lo contradictorio del asunto, Stiles no podía abrir la boca. Su instinto le decía que no podía hacerlo. Que aunque fuera un sueño y el agua fuera irreal, debía mantener la boca cerrada y aguantar la respiración.

Aunque ello implicara que, en el mundo real, estuviera forzando sus pulmones hasta el máximo.

Encima de su cabeza, fiel a su posición, estaba aquella sombra.

Fue verla y sintió que el corazón le latía rápido, casi a punto de estallarle. Una vocecita dentro de él le decía que no se preocupara. Que ya había estado en esa situación y que al final despertaría en la cama. A salvo.

Pero por encima de esa vocecita, oía su corazón desbocado. Oía incluso el agitarse del agua. Igual que cuando se metía en una bañera y sumergía la cabeza en el agua.

Como el resto de las veces, Stiles giró la cabeza a ambos lados para intentar descubrir dónde se encontraba. Sus brazos y piernas parecían estar libres, pero no era capaz de moverlos.

Aunque esta vez sí vio algo distinto: Su brazo derecho no estaba desnudo, como había estado en las otras ocasiones.

Esta vez, en cambio, una escayola cubría la piel desde el codo hasta los dedos.

Aquella visión sólo consiguió que el latido de su corazón aumentara, y fue incapaz de aguantar más la respiración.

Abrió la boca y al instante la tenía llena de agua. Pero en ese momento sólo podía mirar su brazo herido, intentando averiguar por qué había cambiado ese detalle.

Run to YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora