Stiles aparcó el jeep al borde del sendero y apagó el motor. A su lado, Scott se removió inquieto, mirando a todos lados menos a su amigo.
- Bajas o no – le apremió Stiles.
- Sigo sin entender qué hacemos aquí.
- Ya te lo he dicho – hizo un aspaviento con las manos - Tengo que ver ese asqueroso árbol para saber qué está pasando – Scott siguió en el sitio, tragando con dificultad – No me crees.
- Claro que sí – protestó al tiempo que ponía su cara patentada de pena.
Maldito tramposo, pensó entonces Stiles. Sabía perfectamente que en cuanto sacaba aquella cara, él no podía seguir discutiendo.
- ¿Entonces qué pasa? – bajó considerablemente el tono de voz.
- Dices que sueñas con que vienes aquí – Stiles asintió - Y que en cuanto tocas el árbol, sientes un dolor horrible – su amigo volvió a asentir - ¡Y aun así estás aquí!
- Y qué quieres que haga – resopló frustrado – No puedo quedarme de brazos cruzado. Sabes que nunca se me ha dado bien.
- Lo sé. Pero parece peligroso.
- Exacto – abrió mucho los ojos - Y por eso te he pedido que vinieras. Qué mejor guardaespaldas que el super Alfa.
- No me llames así – susurró - No me gusta.
- Y cómo quieres que te llame.
- ¿Scott? – preguntó alzando la voz – Ese es mi nombre.
Stiles inspiró con fuerza, y colocó una mano sobre el hombro de su amigo.
- Tienes razón, perdona – se mordió el labio – Creo que no estoy siguiendo mi propio consejo de dejar de comportarse como un capullo y sacar la cabeza del culo – miró por la ventana, contemplando un bosque que parecía estar en calma – Pero no puedo evitar sentir que tengo que hacer algo. Y saber que estás aquí es la única manera de hacerlo sin cagarme en los pantalones.
Scott guardó silencio unos segundos, indeciso. Parecía que estuviera intentando convencerse a sí mismo de lo que debía hacer.
Pero una mirada a su amigo, que se mordía el labio en gesto impaciente, le indicó que no había más tiempo para pensar. Sabía que si no iba con él, acabaría yendo solo.
Y eso sí que no podía permitirlo.
Salieron del coche en silencio. El camino estaba a más de un kilómetro del claro donde se alzaba el tocón del árbol, pero era lo máximo que podían acercarse. El terreno era demasiado irregular como para ir en coche.
Afortunadamente, habían ido cuando todavía quedaba luz.
En el fondo, Scott debería estar agradecido porque Stiles le hubiera escuchado. Si hubiera sido por su amigo, habría ido a la mañana siguiente de la primera vez que tuvo aquella pesadilla.
Pero Scott le había pedido calma. Por una vez, él había sido la voz de la razón, y consiguió que pusiera los pies en la tierra. Que pensara las cosas con calma antes de actuar como un loco, yendo a la aventura hasta un lugar donde sólo sabía que había soñado que le hacían daño. Y aunque no supiera qué había sido ni cómo, sí sabía que el dolor había sido real.
Aquello, evidentemente, había logrado que saltaran sus señales de alarma. Y no necesitaba ser ningún Alfa para saber que era algo extraño y que no tenía muy buena pinta.
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Run to You
FanfictionTras los nefastos acontecimientos que han tenido lugar con el Darach y la manada de Alphas, los hermanos Hale deciden dejar Beacon Hills y volver a Nueva York; la misma ciudad donde Derek y Laura se refugiaron tras la muerte de toda su familia a man...