Capítulo 27

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Stiles necesitó casi cinco minutos para comprender que, esta vez, no estaba soñando.

Que acababa de estar a punto de morir al caerse por una especie de precipicio en mitad del puñetero bosque, justo donde había estado el Nemeton que se suponía le iba a dar respuestas; pero que al final no había ocurrido nada porque había sido salvado por el mismísimo Derek Hale.

Derek Hale.

La misma persona que, si sus oídos no le fallaban, acababa de decirle a Scott que se suponía que tenía que esperarle... Como si Scott ya supiera que Derek estaba allí, porque Scott había hablado antes con Derek...

Pero sin duda lo más gracioso era que ahora Scott le estaba mirando a él, a Stiles, como si él fuera el tío raro.

- ¿Estás bien? – le preguntó su amigo – Llevas cinco minutos callado y...

- ¡Qué demonios está pasando aquí! – gritó a pleno pulmón, dirigiéndose luego al mismo Derek Hale que todavía no había dicho nada.... Aunque eso no era nada extraño - Cómo es que estás aquí.

- Cogí un avión.

Stiles se quedó con la boca abierta durante dos segundos. Seguía sin tener ni idea de lo que estaba pasando. Tanto lo de los extraños sueños, como el sorprendente hecho de que Derek estuviera allí.

Sin embargo, ver que Derek se comportaba como el capullo de siempre, le ayudó al menos a superar el momento de parálisis verbal.

- ¿En serio? – le crucificó con la mirada - Apareces de repente y ser sarcástico es lo primero que se te ocurre.

- Stiles. Acuérdate de lo que dijo Deaton. No dejes de respirar.

- Estoy respirando.

- Y Derek no ha aparecido de repente. Yo le llamé.

El chico miró a su amigo con unos ojos increíblemente abiertos.

- ¿Qué? ¿Cuándo? ¡Por qué!

- Tú mismo lo dijiste – le explicó Scott - Soñaste con que te estabas ahogando y Derek era el único que podía salvarte – se encogió levemente de hombros mientras comenzó a andar en dirección al coche. Ya no podían hacer nada más allí, y no era plan de perder el tiempo en un sitio que no era precisamente seguro - Y no sé si será una premonición o no, pero no quería arriesgarme. Así que pensé que lo mejor era llamarle para que, en el caso de que fuera a ocurrir lo que ves en tus sueños, estuviera donde se le necesitaba.

- Ya veo – dirigió la mirada entonces a Derek. El hombre caminaba a un metro de distancia de ellos, la vista fija en el horizonte. Como si la conversación no tuviera nada que ver con él – Así que cuando te pido en Nueva York que vengas conmigo porque... - se obligó a cambiar el final de la frase, porque no quería tener esa conversación delante de Scott –... porque creo que está pasando algo, básicamente me mandas a la mierda y me dices que ya podré solucionarlo y que no es para tanto. – señaló a su amigo con el dedo - Pero si es Scott el que te llama, pidiéndote que vengas a salvar al pobre humano inútil e indefenso, entonces vienes corriendo. ¿Es eso?

Derek no respondió. Siguió caminando sin mirarle siquiera.

Y aquello no contribuyó a terminar de convencerle de que no estaba viendo una aparición, la verdad. Aunque, por otro lado, seguía siendo Derek.

Y en el fondo no podía esperar otra cosa de él.

- Vienes aquí, presentándote como el salvador de los adolescentes estúpidos. A demostrar que eres superior a los demás – prosiguió el chico con rabia - ¡Y luego si te he visto no me acuerdo!

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