Capítulo 33

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La noche de la luna llena al fin llegó.

Y Stiles jamás había estado tan nervioso.

Tanto, que por instante estuvo tentado de volver a tomar la medicación. Porque no sabía si sería capaz de aguantar, teniendo la cabeza como ahora la tenía.

Lo triste es que no era la primera vez ni mucho menos que se enfrentaba al peligro. Desde que su mejor amigo se convirtió en un hombre lobo, su vida había estado en juego más de una vez.

Pero a diferencia de las otras veces, ahora estaba anunciado.

En el pasado, siempre se había encontrado con el problema de sopetón. Salía de casa por la mañana, pensando que tendría un día normal en el instituto, y acababa en una piscina a punto de ahogarse, o siendo secuestrado por un Alfa que luego le ofrecía morderle, o apaleado por un vegestorio que tenía más fuerza de la que parecía o... Ya había quedado claro.

Pero hoy no iba a ser así. Porque hoy salía de casa sabiendo que iba a enfrentarse a alguien peligroso. Llevaba cinco meses sabiéndolo...

Y se suponía que eso era bueno. Porque por primera vez hacían frente al peligro de la semana, con el guión aprendido. Tan aprendido, que sabían con pelos y señales todo lo que iba a ocurrir.

Sin embargo, Stiles no terminaba de tenerlas todas consigo.

Porque de nuevo, volvía a estar dentro de una película de "Destino Final". Y en esas películas, ¿al final no acababan todos muertos?

Pues eso...

Afortunadamente, Derek no se separó de él en todo el día. Y aunque no pudieron hacer nada más, porque su padre tampoco se separó de él; su presencia fue más que reconfortante.

Isaac y Cora llevaban desde primera hora de la mañana en el Parque de Secuoyas de Greendale, junto a los Argent. En un principio no pensaron en contactar con los cazadores, pues se suponía que era un asunto de la manada y que sólo les afectaba a ellos. Pero entonces Allison les recordó que ella también era parte de la manada, y no solo por ser la novia de Isaac y ex novia de Scott... Y menos mal que lo dijo con esa carita de princesa de Disney, porque si no ahora mismo la estarían llamando de todo menos dulce e inocente...

El caso es que la más joven de los Argent aseguró que no pensaba quedarse atrás a la hora de ayudar a sus amigos, y menos cuando la responsable de aquellas muertes era la misma psicópata que estuvo a punto de matar a su padre.

Y puede que los triángulos amorosos fueran un poco más complicados de entender. Pero el deseo de venganza era algo sagrado.

Por ello, nadie puso reparos a la hora de que les acompañaran, sabiendo que la ayuda de cazadores experimentados les vendría más que bien.

En cuanto localizaron el Nemeton, contactaron con Derek para asegurarle que todo estaba tranquilo. Como habían esperado y temido, el árbol tenía manchas recientes de sangre, pero no había nada más.

En teoría, no lo habría hasta que fuera de noche y la luna se alzara en todo lo alto. Y hasta que llegara ese momento, no podrían hacer otra cosa que esperar.

Empezaba a oscurecer cuando Stiles aparcó el Jeep a la entrada del Parque Nacional. Según les había explicado Chris, el Nemeton se encontraba a cinco kilómetros desde aquella posición, pero sin ningún camino transitable para coches.

Afortunadamente, iban con tiempo de sobra.

Derek fue el primero en bajar, sentado en la parte trasera, y sacó un par de linternas del maletero. En principio no harían falta con la luna llena. Pero era mejor no arriesgarse, pues podían llegar a un punto donde las copas de los árboles estuvieran más pegadas, impidiendo dejar pasar la luz.

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