Capítulo 42.

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La puerta se abre de repente y entra un hombre mayor, se le empieza a ver canas en su pelo. Él viste traje negro y corbata plateada, pero lleva una flor roja en su bolsillo. Es el señor Fabián. Detrás del señor LexCoulter, viene otro hombre, pero éste es joven: Robert Swan, el científico loco.

—Bueno. Bueno. Bueno, ¿qué tenemos aquí? —habla LexCoulter mientras alza las manos y sonríe fascinado, como si el mundo fuese suyo—. La pequeñita adorable de los Geiger.

Robert se ríe inmediatamente. El señor Fabián se sienta en la silla frente a mí y su acompañante de queda parado detrás. No entiendo por qué el mundano tiene más poder que Swan.

—Se ve adorable con sus rulitos pelirrojos, pero puede ser peligrosa, señor Fabián. No se confíe. —le advierte Robert. Mi ceño se frunce mientras medito la palabra: ''Rulitos pelirrojos''. Al señor Fabián no parece importarle las palabras de su compañero.

—¿Cómo estás, pequeña? —él me sonríe, pero no le correspondo. Se da cuenta que no voy corresponder su saludo porque agrega otra cosa—. Vamos hacer esto. Tu querido padre está en una habitación de mi empresa y si tú corresponder puedes estar con él.

Él sonríe, pero sus ojos no lo hacen, son oscuros como su alma mundana.

—¿Qué le hicieron?

—Por el momento nada, pero si tú no cooperas, adivina qué: Lo haremos.

—Ya estoy aquí. —no le muestro miedo ni otro sentimiento—. Me necesitan a mí, no a él. Déjenlo ir.

Él se ríe de mí y se vuelve en el puesto para poder seguir burlándose con Robert.

—No entiendes. —él se acomoda la flor roja en su bolsillo y después levanta la vista—. Los órdenes aquí las doy yo.

Me río en forma de burla por un instante ante sus palabras.

—Supongo que sí. —intento mover mis manos, pero no puedo.

—Estás entendiendo. —confirma y sonríe de nuevo—. Te haremos unas pruebas y luego te dejaremos junto a tu padre.

Mi corazón empieza a latir con fuerza. Estaré con papá al fin. Bajo la vista hacia la mesa mientras pienso. ¿Para qué son las pruebas? Scar dijo que Robert estaba experimentando con el ADN de los hijos de Saints con Runas de nacimiento. Eso quiere decir...

—No puede crear almas infernales mitad humanas. —digo mientras sigo con la vista en la mesa.

—¿Quién dice que no? —escucho la voz de Swan—. Veo que te han informado bien.

—No pueden experimentar con los hijos de las madres mundanas. Eso es un crimen. —levanto la vista y la clavo en sus ojos azules—. ¿Qué hacen? ¿Les borran la memoria?

Swan se ríe, pero el señor Fabián no dice nada. Claro, mundano estúpido.

—Ellas mueren y después se las entregamos a la ciudad Salvatore. —responde con malicia—. Ellos son muy felices cuando hacemos eso.

—¿Qué pasa con la policía mundana?

—Los mundanos nunca ven nada. Sólo se la pasan preocupados por lo que la gente mundana pienso de ellos. Por la aceptación de los demás. Por el gobierno. Por lo nuevo en las tiendas. Si son o no son felices. Ellos prácticamente no ven más allá de sus narices.

—Pero no pueden matar a las personas... —él no me deja terminar.

—Cállate. —ahora está enfadado—. Señor Fabián, nos tenemos que ir. —le ordena al que se supone es su jefe.

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