Capítulo 25.

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En el tiempo que he estado dentro de la tienda de accesorio, Nigel no deja su mal carácter conmigo, sin embargo, ha estado hablándome sobre su amigo al cual está suplantando, también ha mencionado que lo hizo porque necesita el dinero para completar y comprarse un auto de segunda mano. Recuerdo que yo también quiero uno, tal vez debería trabajar para no hacerle el trabajo a mi padre, no quiero lavar su coche por un mes.

—Yo también quiero comprarme un coche. —digo mientras reviso mi pulsera verde con la cara de una serpiente pequeña la cual está sacando la lengua.

—Si te estás burlando de mí... —me amenaza con su dedo cuando levanto la vista.

—No, es verdad. Les pedí un coche a mis padres y ellos parecen estar pensándolo aún.

—Claro, eres una chiquilla con dinero.

—A pesar de eso tengo que lavar el auto de mi padre por un mes aparte de ordenar su biblioteca.

—Y yo tengo que trabajar para comprarme uno y agregando que es de segunda mano. Mis padres no tienen suficiente dinero para comprarme lo que necesito así que yo trabajo por las tardes y pago mi estudio.

La observo por un instante sin decir nada. Mis padres siempre se han hecho cargo de los gastos de mi hermano y yo. No es que yo no quisiera trabajar, pero mi madre no lo permite, ella dice que por eso estamos estudiando y luego trabajáremos en algo decente y con nuestro nivel de educación.

—¿En que trabajas por las tardes? —apoyo mis brazos en el mostrador de vidrio.

—¿Para qué quieres saberlo? Ni siquiera somos amigas, además no sé ni por qué te estoy hablando de mi vida, eres una desconocida.—dice seria.

—¿En serio? —ruedo los ojos—. Has estado hablándome de ti y ahora resulta que soy una desconocida.

—Trabajo en un taller mecánico.—dice de mal humor.

—¿Taller mecánico? —repito escéptica.

—¿No sabes que es un taller mecánico? ¿Qué es lo que te enseñan en Harrington? Un taller mecánico es donde reparan motos, coches...

—Sé lo que es un taller mecánico.—junto las cejas—. Pero...

—¿Cuántos años tienes? —pregunta de repente.

—¿Eso importa?

—La verdad... no, pero, ¿cuántos años tienes?

—Diecisiete, ¿por qué?

—Y ya te tatuaste. —dice en forma de burla.

—Yo no... —me callo de inmediato. Ella ya notó al indeseable—..., he sí es que fue una apuesta —miento.

—¿Y tus padres lo saben? —alza una ceja.

—No. —frunzo en ceño.

—Creí que una niña riquilla como tú no hacía esas cosas. —se burla de mí.

—Ya deja de tratarme así. —le riño—. No soy ninguna niña riquilla, ni una teñida y mi trasero si me cabía en aquel asiento del bus escolar. —le espeto.

—Oh —se ríe—, recuerdas eso. Eres una pelotuda.

—¿Qué? —mi pulso se acelera—. Escucha, ya aguanté tu mal humor por un buen tiempo, me largo de aquí. Eres... —mi mente se queda en blanco, ¿justo en éste momento?—..., eres una tonta.

—Adiós, teñida.

Le lanzo una mirada de odio antes de salir de la tienda por completo. Que mal humor el de esa chica, me pregunto si yo soy así de insoportable. Mi celular suena y lo saco, son las diez y media de la noche, es Logan.

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