Capítulo 59

1.9K 177 49
                                    

Me siento en la cama, mis manos están sudando de los nervios que drenan mi torrente sanguíneo, dejo escapar una exhalación. Espero que Jamie haya salido bien de éste edificio. Mi pierna derecha empieza a temblar rítmicamente, conforme pasando los segundos y no sucede nada. Ojalá Will esté bien y Robert no lo haya capturado. Ninguno de nosotros está seguro en éste lugar. Me pongo de pie y empiezo a caminar de un lado a otro en la habitación, siento que esto es muy raro, no ha pasado nada en varios minutos y empiezo a sospechar. Sarah dijo que los doctores mundanos ''quizá'' le habían avisado a Robert de lo que pasó con Renai.

Me quedo parada a la mitad de la habitación cuando empiezo a escuchar un sonido frustrante y lo identifico como una alarma. ¡Rayos, ya se dieron cuenta! Corro hacia la puerta y pego mi oreja a ésta, escucho voces, no logro identificarlas, pero tampoco son la de los hermanos Black. ¡Carajo! Camino hacia atrás por si a alguien se le ocurre abrir la puerta, me quedo parada con la espalda casi pegada a la pared, no tengo por donde escapar.

Sarah dijo que Apolo, Mike, Dorian y Daniel podían cuidar de mí, pero lo dudo.

Doy un respingo cuando escucho que la puerta se abre abruptamente. Una sensación, pequeña, de alivio me invade al ver a Apolo deteniendo la puerta y con un arma en la otra mano, él me observa seriamente y me hace una seña para que salga de ahí.

—¿Qué pasó? ¿Quiénes vinieron? —el ruido de la alarma se hace más sonoro aquí afuera.

—Infumans. —responde, respirando pesadamente y me mira serio como si nunca hubiera sonreído en la vida—. Vinieron por ti, pero ya nos encargamos de ellos.

Empiezo a caminar al lado de él, pero me detengo al ver los cuerpos tirados en el piso. Son seis, todos hombres y algunas espadas, como la de Blake, están desperdigadas por el suelo. El pasillo está despejado, es de color blanco como todos los demás, las puertas de las habitaciones están cerradas y no hay señal de vida con excepción de nosotros.

—¿Los mataron? —no quiero recordar a Steve ni al otro chico del callejón, así que sacudo mi cabeza para alejar esos pensamientos de mi mente.

—Claro que sí. —sonríe mientras examina los cuerpos—. Es momento de matar para sobrevivir, niña. —sus cejas rubias se fruncen de nuevo y me apunta con el dedo hacia delante para que avance—. Vámonos antes de que vengan más guardias.

—¿Y tus hermanos? —mi cuerpo empieza a moverse en medio de brazos y piernas, tan patosamente que temo caer encima de un cuerpo inerte—. ¿Están bien?

—Ellos están más adelante, limpiando nuestro camino. —su voz me llega desde atrás, pero mis ojos están clavados en cada uno de los guardias que yacen en el suelo. Ellos parecen tranquilos y no personas malas, noto que no tienen sangre en ninguna parte de su cuerpo, ni siquiera en el suelo de mármol blanco.

—¿Por qué no sangran y por qué no se han incinerado? —me quedo parada en medio de ellos, observándolos.

—Somos vampiros, sabes, no usamos sus instrumentos de guerra, pero lo harán pronto, no seas ansiosa.

—Espera... —me detengo de nuevo, me acerco a un cuerpo y lo examino. Él parece normal, pero en cualquier momento prenderá en llamas y se hará nada.

—Date prisa. —me advierte Apolo.

—Ya voy. —tomo una de las espadas y empiezo a caminar detrás del mayor de los vampiros. Entonces recuerdo a Drake—. Apolo, estamos dejando a Drake. —lo tomo del brazo para detenerlo y él se queda parado casi de un arrebato, como si no quisiera que le tocara. De pronto siento miedo al verlo tan cerca, Apolo es hermoso en todos los sentidos, pero en éste momento su aura me da obliga a temerle por inercia. Él está con la mandíbula apretada y sus ojos me escudriñan por un instante.

SOULS ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora