Capítulo 10.

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Cuando llego al estacionamiento, Sarah está allí sentada esperándome.

—Hola. —saludo.

—¿Entonces? —me pregunta y yo niego con la cabeza.

Ella se levanta de la silla y empezamos a caminar hacia afuera del colegio, salimos al asfaltado y pasamos al lateral derecho de la calle principal.

—No encontré nada. —digo. Ella resopla. Seguimos caminando hacia la parada de buses que está a unos metros de nosotras.

—¿Le has llamado al celular? —me pregunta. ¿Existen celulares? Me pregunto a mí misma. ¿Por qué no se te ocurrió llamarle, Greta? me riño.

—No. —respondo. Ella se para en seco y me mira escéptica.

—¿Para que existen celulares entonces? —me riñe—. Como se nota que el avance de la tecnología no funciona contigo.

Ruedo los ojos y la arrastro conmigo. Llegamos a la parada de buses y nos sentamos a la espera de uno. Miro la hora, ya pasó una desde que dejamos de estudiar y desperdiciamos buscando a los chicos.

—Humm. —murmuro mientras froto mis muslos.

—No te preocupes en sacar tu celular, querida. —me sonríe a la fuerza—. Lo haré yo.

Apoyo los codos en mis muslos para reposar mi cara en las manos. Sarah está con el celular pegado a la oreja. ¿Qué se hizo Theo? Tampoco creo que le haya pasado algo malo ya que está con Drake y Will, bueno al menos eso pienso. Al parecer mi hermano no contesta, las cejas de Sarah se juntan y corta la llamada, luego vuelve a intentarlo.

—¿Y...? —empiezo, pero ella me interrumpe.

—No. —se rinde—. No contesta. —la observo con las cejas alzadas. Me reincorporo y saco mi celular de la mochila. No tengo llamadas ni mensajes.

—Le llamaré. —marco el número de Theo. Suena, suena y suena, pero no contesta. Sarah me mira inquisitoriamente. Niego con la cabeza dándole a entender que esto no funciona. Vuelvo a intentar, pero es como perder mi tiempo y crédito que no tengo.

—¿Tienes el número de Will? —pregunto. Ella revisa su celular.

—Sí. —le llama y al igual que mi hermano; no responde. No sé si preocuparme o qué. No siento que esté en peligro, pero me da mala espina que no conteste el celular y ni siquiera sus amigos—¡Drake! —me grita Sarah.

Recuerdo que una vez me mandó un par de mensajes y me llamó. Empiezo a buscar en mensajería hasta que lo encuentro, está sin registro. Le marco y suena. Uno, dos, tres...

Hola. —saluda al otro lado.

—¿Drake? —pregunto incrédula aunque sé que es él porque reconozco su voz. Sarah parece emocionada y sonríe como loca.

Ojitos, ¿qué pasa?

—¿Estás con mi hermano?

Sí. —afirma.

—¿Dónde demonios están?

En la ciudad.

—¿Qué andan haciendo allá?

Cosas que no se pueden comentar por línea.

—Dime. —exijo.

No.

—Bueno. —me resigno—. Dile a Theo que se dé prisa.

Le diré nena.

Y antes de que pueda decir algo al respecto me corta. Me vuelvo hacia Sarah que está esperando ansiosa mi respuesta.

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