Capítulo 49.

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Mi cuerpo está tendido encima de un césped, un hermoso verde y vivo césped. Los rayos del sol iluminan mi rostro, tengo que entrecerrar los ojos para que no me lastimen. Escucho como las olas del mar golpean contra las rocas que forman el acantilado al mismo. Siento el aire acariciar y besar mi piel mientras que mi cabello rojo brilla más que nunca. Puedo ver el cielo, las nubes amenazan con una tormenta eléctrica. Escucho los retumbos, pero no sé de dónde provienen, podrían ser de la tormenta que se avecina o podría ser de debajo de la tierra. Estiro mis dedos y acaricio el césped, estos se pasean entre ellos, puedo sentir la tierra que me mete en mis uñas.

Vuelvo abrir los ojos, pero ahora espero a que se relaje mi vista, me pongo de pie y observo a mí alrededor. Estoy sola, no hay nada alrededor, excepto un acantilado que conduce al mar y también una montaña con pocos árboles. Hay rocas gigantes y el aire empieza a ponerse fuerte.

—¡Hola! —grito, aunque sé que es inútil. No hay ningún ser humano cerca ni siquiera animales. Esto es hermoso, pero mientras pasan los segundos se vuelve espantoso—. ¿Hay alguien aquí?

Escucho el silbido del viento mientras rosa mis oídos, éste es más fuerte y empieza alborotar mi cabello. Bajo la vista hacia mí, tengo una playera holgada de color blanco con mangas largas, un jeans negro y unas botas militares negras, son muy bonitas, pero en éste momento no son importantes.

Lo último que recuerdo es que Trice me inyectó un suero relajante y después de eso todo se oscureció. Debería estar feliz porque no estoy en Lex-Corp, pero en realidad estoy preocupada y asustada. No sé dónde está mi padre, Dalton, los padres de Will y no sé ni siquiera dónde estoy yo. No recuerdo nunca haber estado aquí antes.

La lluvia se aproxima hacia la costa, debería hacer algo, pero no tengo nada qué hacer, tal vez correr..., pero no sé a dónde exactamente. Desde aquí puedo ver claramente cuando los rayos impactan el agua y en ésta se producen unas corrientes eléctricas. No sé si esto es real, nunca he visto eso en mi corta vida. ¿Eso es posible? El aire se vuelve más fuerte y tengo que entrecerrar los ojos, pongo mi pelo debajo de mi cuello y me vuelvo en el puesto, tratando de buscar un refugio. A cualquier ángulo que vea todo está desierto si no fuera por los pocos árboles que hay, no hay casas, no hay nada. Eso no es real.

—No es cierto, esto no es real. —aprieto los dientes cuando escucho los truenos más cerca.

Empiezo avanzar hacia atrás, las nubes se iluminan cuando relampaguea, los rayos caen al agua mientras forman ondas eléctricas que en cualquier momento menos éste se hubiesen visto asombrosas. Un rayo cae encima de una roca y ésta se destroza en el impacto, los pedazos vuelan en diferentes direcciones mostrando un escenario único. Otro rayo me hace respingar nuevamente, las nubes llegan ya llegaron a mi territorio, los truenos me paralizan y de pronto me siento perdida, no sé qué hacer. Mis piernas pesan, pero trato de moverlas a la fuerza, empiezo a correr, pero lo hago como una humana aunque intente ir más rápido, no puedo.

Escucho los truenos más cerca y las nubes empiezan a posarse encima de mi cabeza. Tropiezo varias veces, pero sigo de pie. ¿A dónde voy? No veo ningún lugar para pasar la tormenta, sólo está el vacío y no quiero lanzarme al mar, no quiero morir. Pero esto no es real. Tropiezo contra una roca y caigo de bruces contra el suelo, me levanto rápido y sigo corriendo, huyendo de los rayos, vuelvo mi cabeza de vez en cuando sólo para corroborar mi peor pesadilla. Siento escozor en un brazo y entonces me doy cuenta de que está sangrando.

Una vocecilla en mi cabeza me advierte que esto no es real. Un rayo cae como a quince metros y un grito de espanto se escapa de mi boca. La tierra junto al césped vuelan haciendo un escenario nuevamente único. Amo la lluvia, pero no me gustan los rayos. Mi hombro golpea contra una roca que no vi por estar viendo la lluvia que cada vez está más cerca. Entre jadeos llego hasta la cima y empiezo a subir las grandes rocas a cómo puedo, me duele el hombro, me duele y arde mi pecho cada vez que respiro. Mis pasos son torpes y me caigo varias veces, trato de recuperarme, el aire me falta, pero respirar duele. No sé por qué me siento humana. Cuando llego al fin mi corazón da un vuelco, no hay escapatoria, definitivamente voy a morir aquí.

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