Capítulo 31.

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Los padres de Dalton no están en casa cuando llegamos. Él deja su motocicleta en la acera y va dejarle el auto a su tío.
El cielo está oscureciendo. El aire pasa suavemente acariciando mi rostro y mi pelo se desordena más de lo que está. Lo hago un moño rápidamente. Froto mis brazos, éstos duelen, levanto las mangas de la playera y veo que no tengo ningún moretón, eso es bueno.
Todo lo ocurrido anteriormente nada en mi cabeza y no puedo sentirme más que sorprendida y orgullosa de mí misma. No soy débil, soy fuerte y no soy cobarde. Es lo mejor que he hecho hasta el momento y pude defenderme del mismo hombre del cual no pude aquella noche.

Dalton regresa minutos después. Él deja en el garaje su motocicleta y después entramos a su casa. Tengo menos de quince minutos para hablar con Dalton sobre lo que pasó en el taller y luego me tengo que ir a mi casa antes de que mi padre note mi ausencia.

—Tengo una duda. —digo mientras me siento en el sofá de la sala y Dalton se sienta a mi lado—. ¿Recuerdas cuando fuimos a la playa?

—Sí.

—Te dije que había sentido una sensación como hielo, en ese entonces no sabía aún a qué se debía, pero tú sí lo sabías, ¿por qué no me lo dijiste?

—Ah... —él parece incomodo—...pensé que se debía a mí. No sé por qué no te lo dije.

—Tú sabes muchas cosas acerca de nosotros. —lo miro acusatoriamente—. Ya sé que no quieres hablar con los chicos, pero creo que tienes que hacerlo.

—Greta, te dije que me avergüenzo de mi pasado.

—No tienes por qué hablar de tu pasado. Sólo háblanos de esas personas con las que estuviste.

—No lo voy hacer. —él me mira seriamente—. No tengo porqué. No es mi obligación.

—Will cree que es un experimento y yo le creo... —o eso quiero hacer—, pero Jay me dejó de cabeza con sus palabras aunque claramente es una locura. No le creo porque no hay nada coherente en lo que dijo.

Él se ríe.

—Abre tu mente. —él hace unas señas con las manos enfrente de mi rostro—. Estamos en el mundo de los humanos, ¿Cómo les llamarías a los humanos que no son igual que nosotros?

—¿Personas sin habilidades?

—Es una frase muy larga. —dice mientras frunce el ceño—. Yo les llamaría Mundanos. Mezclas las palabras Mundo y Humanos. Personas inútiles, Mundanos.

—Oye. —le apunto con el dedo—. Los Mundanos, digo humanos no son inútiles. ¿Qué no ves todo lo que hemos progresado?

—Querrás decir: Han progresado gracias a nosotros.

—No trates de cambiarme el tema. Dalton tienes que hablar con los chicos lo más pronto posible.

—Controladora. —se ríe—. Está bien. Y también hablaremos sobre lo que pasó hoy.

Frunzo el ceño. ¡Rayos! Todo esto es mi culpa. Theo me va a matar.

—Bien... —no sueno segura—...habláremos con ellos.

—Como digas, Greta. Cuando estaba con los Infumans, ellos nunca hablaron de nada frente a mí. No conozco a Jay, pero... si yo fuera tú le creería. No por nada soy inteligente. —dice arrogante—. Abre tu mente, tal vez no seamos los únicos que existimos... tal vez hayan brujos, hechiceros, vampiros, hombres lobos...

—Deberías alejarte de los chicos un poco, creo que la idiotez se te ha pegado. —digo seria.

—...Ángeles y Demonios. —termina dramáticamente sin prestarme atención.

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