Capítulo 26.

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Me vuelvo hacia Sarah de nuevo, ella está mirando su cuaderno.

—Lo único que tengo que hacer es alejarme de los chicos. —digo—. Espero que así dejen de sacar falsos comentarios todas esas chicas tontas.

—¿Cómo? ¿Recuerdas que estamos entrenando?

—Sí, pero eso no quiere decir que tenemos que hablarnos en el colegio todos los días. —eso es. Estaba tan bien antes de que le hablara a los amigos de mi hermano que ahora incluso considero mis amigos, pero... Drake no puedo decir lo mismo y ahora Will parece extraño. Tal vez no les importe.

—Simplemente ignora los comentarios, Greta. —me aconseja Sarah.

Tal vez tenga razón, pero no puedo dejar que sigan hablando falsedades porque si no actuó yo, nadie lo hará por mí. ¿Por qué de Aranza no hablan? Ella sí que es una zorra baja novios. Dejo escapar un resoplido mientras escribo palabras al azar en mi cuaderno.

Una bola de papel cae encima de la mesa en el lado donde estoy sentada. Frunzo el ceño y volteo en dirección de donde vino, Christian me guiña un ojo. Abro el papel y me encuentro una nota escrita; ''Hola nena, ¿qué dices si salimos a dar una vuelta en mi coche después de clases?'' Hago una bola el papel y lo aprieto con todas mis fuerzas. Aranza me las va a pagar. Abro el papel y escribo una respuesta: ''Pudrete, Pharrell'' Le tiro la bola de papel en su dirección y le saco el dedo de en medio.

—Esto se está saliendo de control.—le digo a Sarah quien reprime la risa—. Y no es gracioso. ¿Podría pasar algo peor hoy? —abro los brazos en dirección al techo.

—Tenemos un proyecto que hacer, como sabrán, tengo sus grupos de trabajo y los mencionaré en seguida. —dice McNay.

—No es cierto. —susurro, estoy de piedra—. ¿Se te olvido algo, vida?

—Harris, Tyler y Geiger —dice ella.

No es cierto.

—¿Es mi hermano? —le pregunto a Sarah y ella sólo me mira. Levanto la mano—. Disculpe profesora, ¿es mi hermano, verdad?

—No. —contesta sin verme. ¿Es una broma?—. Usted trabajará con los señores, Harris y Tyler.

—¿Se pueden cambiar los grupos? —pregunto y no me importa que me escuchen Will y Drake

—No. —repite como un robot—. No se puede y hágame el favor de callarse porque aún me quedan grupos que mencionar.

—Quisquillosa. —resoplo.

—¿Qué dijo? —la profesora McNay levanta la vista para observarme.

—Que me duelen las costillas. —digo lo primero que se me viene a la cabeza.

—Eso pensé. —dice ella—. El proyecto ya lo conocen, es una maqueta del sector donde viven y agregarán beneficios, ustedes estarán de acuerdo. Tienen el resto de los dos meses que nos quedan de colegio, una semana antes del baile de los terceros lo entregarán y si no lo hacen, es una lástima que reprobarán mi clase, eso va para usted también, Geiger. —me señala.

Lo que me faltaba, un profesor amenazándome en clase frente a mis compañeros. Resoplo en mi puesto y me cruzo de brazos.

—Uy. —dice Sarah al lado mío—. Creo que la profesora McNay se levantó con el pie izquierdo.

—¿Con cuál de los dos? —ruedo los ojos.

Salimos de la clase de Proyectos. Las chicas de la otra sección y otras secciones de cursos menores me dan malas miradas y susurran entre ellas cuando paso cerca. ¡Esto está mal! Tengo que hablar con Aranza. Sarah me aprieta el brazo y vuelvo mi vista en dirección de donde me señala con la cabeza.

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