Capítulo 05.

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El patio trasero de la casa de Will es grande y muy hermoso, me gusta mucho. Está adornado con muchas flores de distintos colores y formas, además de tener un toque refinado de elegancia moderna. Drake y Theo se dirigen a una pequeña galera que está al otro lado del patio y regresan segundos después con jarrones de plástico. Más allá hay una piscina y un gran salón sin puertas.

—Empezaremos el entrenamiento contigo, Sarah. —dice Will. Me dirijo hasta la pared de cristal donde Theo y Drake están juntos—. Quiero que intentes hacer un viento ligero y luego una llovizna. Ya está nublado así que no te costará, de lo contrario sufrirás dolor. —mi ceño se frunce al escuchar las últimas palabras de él.

—¿No estará pensando usar su poder de nuevo? —pregunto. Theo se ríe, pero no responde. Me dio la impresión de que Will habla en serio, pero yo no voy a dejar que lastime a Sarah.

Ella asiente, suspira y se reincorpora mirando al cielo e instintivamente hago lo mismo yo. El cielo está nublado, como dijo Will, tal vez no le cueste hacer una llovizna.

—No. No. No. —Will niega con desdén—. Si estás en combate y quieres hacer llover, relampaguear e incluso un tornado, ¿tú crees que sobrevivirías mirando al cielo?

—Nunca he hecho esto antes —le contesta Sarah.

—No te estoy pidiendo una lluvia de los mil demonios, Sarah. —le espeta con mala cara—. Sólo es una simple llovizna.

Sarah vuelve alzar la vista al cielo y Will vuelve a poner los ojos en blanco. Al parecer él la va a dejar en paz, Sarah hace todo lo posible para que caiga una simple llovizna, pero sin buenos resultados. Recuerdo cuando estuvimos en el campo; una enorme tormenta se avecinaba gracias a ella, pero era porque estaba enojada.

—No lo estás haciendo bien. —Will vuelve a reñirle.

—¿Crees que no lo sé? —se defiende Sarah.

—¿Quieres un poco de dolor? —pregunta él. Todo el valor de Sarah cae hasta convertirse en temor, ella me mira desconcertada y después vuelve la vista hacia Will.

—No. —responde en un susurro.

—Pues inténtalo de nuevo y que sea mejor.

El clima sigue igual, observo a Sarah con cierta pena, ella aún mira al cielo y su expresión es de dolor. Miro a Will para comprobar que él no está haciéndola sufrir con su habilidad. Unos relámpagos me sacan de mis pensamientos, Sarah lo está logrando, pero para desgracia de mi amiga, pasan cinco minutos y el cielo sigue igual.

Will se acerca a Sarah y de un momento a otro; ella cae al suelo retorciéndose de dolor encima del césped. Mis ojos se abren de par en par, no puedo creer que él haya hecho eso, siento mi sangre hirviendo y unas ganas tremendas de golpear al estúpido de Will.

—No, Grieta. —Theo me toma del brazo y no me deja caminar—. Es mental, no físico.

Lo observo con rabia.

—No me importa. —intento quitarme su mano de encima de mí pero no puedo. Él es demasiado fuerte. Cuando volteo en dirección a Sarah, me doy cuenta de que ella ya está nuevamente de pie. Parece que el dolor se ha esfumado.

Ella sigue intentándolo por varios minutos más, horas quizá, con las riñas de Will, que pierdo la cuenta. Todo el tiempo estuve caminando alrededor de ellos para estar atenta a cualquier movimiento amenazador de Will. Sarah se ve cansada, pero al fin, como por arte de magia, una pequeña llovizna nos cae encima.

Sonrío como tonta viendo al cielo y extendiendo la mano para poder sentirlas.

—Es una pequeña llovizna. —sisea Will—. No es nada. —aun así Sarah sonríe triunfante. La lluvia cesa, pero el cielo sigue nublado. Mi hermano y Drake están luchando entre ellos, mientras que el entrenamiento de Sarah y Will aún sigue. Me quito los mechones de cabellos húmedos de mi rostro mientras los observo hasta que Will me interrumpe de pronto—. Greta, ven aquí. —camino hacia ellos, Sarah inmediatamente se retira del lugar y sólo quedamos él y yo—. Muéstrame lo que puedes hacer. —dice él, va por un jarrón de plástico y vuelve en seguida, poniéndolo enfrente de mí—. Tienes que mover esto.

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