Capítulo 06.

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Se ve a leguas que mi hermano no quiere golpear a Sarah y ella tampoco a él. Nos quedamos observando como los dos juegan entre ellos como si el entrenamiento se trata de picarle la costilla a tu enemigo. Will pone los ojos en blanco cada vez que Sarah deja escapar una de sus risitas y Drake está mirándose la nariz en el espejo. No tengo idea de cuánto tiempo llevamos en aquella sala, la lluvia se está disipando allá a fuera y mi paciencia se está agotando al igual que la de Will.

—¡Suficiente! —interrumpe él, con la voz elevada y lleno de furia.

Los chicos se quedan paralizados y yo también me quedo sorprendida. Cinco minutos después estamos en el patio con Drake y Will.

—¿Cuándo volveremos a entrenar? —observo a Will detenidamente y él también a mí.

—Mañana. —responde y después sonríe.

Asiento sin devolverle la sonrisa. Me levanto de la hamaca y camino hacia el salón, nuevamente, Theo está sentado con Sarah en la esquina de la habitación, me quedo paralizada por un instante, pero al mismo tiempo reacciono y avanzo.

—Theo, Sarah, siento mucho molestar, pero nos tenemos que ir. —me vuelvo en el puesto y regreso por donde mismo—. ¿Nos vamos? —le pregunto a Drake cuando llego hasta ellos.

—¿Qué pasa con tus golpes? —pregunta.

—No te preocupes, se desvanecerán dentro de varios minutos... o eso creo. —respondo recordando el golpe que Aranza me dio.

Todos nos despedimos de Will y salimos al jardín delantero donde abrimos la puertecita de hierro para salir a la acera. El aire pasa delicadamente acariciando mi rostro, las calles están húmedas y desoladas. Caminamos hacia la parada de buses y esperamos uno durante cinco minutos. El sol está por ponerse, no sé qué hora es y tampoco me interesa. Estoy sentada en medio de Theo y Drake, y Sarah se mantiene entretenida con su celular.

—Ya se han borrado. —me informa Drake.

—¿Qué cosa? —pregunto un poco confundida.

—Tus golpes.

Le dedico una mirada poco amigable y después abordamos un bus que se aproxima. Cuando llegamos a nuestra casa, gracias al cielo, mis padres están en la sala y Johanna los acompaña, subo a mi habitación después de saludarlos y me tiro encima de la cama. Al menos ya estoy acostada, aunque me duele un poco la cabeza y mucho más el cuerpo. Me toco las costillas y éstas duelen rápidamente. Me levanto, busco ropa y me meto al baño. El agua fría ayuda bastante, para cuando bajo a la sala, mi madre, Johanna y Theo no se encuentran ahí, sólo estaba papá.

—Hola. —lo saludo. Él está sentado en sofá, leyendo el periódico vespertino.

—¿Y qué tal les fue? —pregunta curioso.

—Bien... súper bien. —sonrío casi a la fuerza recordando los golpes del estúpido de Drake.

—Qué bueno. —él vuelve a leer su periódico. Me quedo mirando a la nada sin previo aviso y después recuerdo a mamá.

—¿Y Emma?

—En la biblioteca.

—Iré a verla. —me levanto del sofá y camino hacia allá.

Cuando deslizo la puerta de la biblioteca, veo a mi madre sentada en el escritorio de papá, camino hacia ella y me siento sin saludar en el sillón de enfrente.

—¿Qué quieres? —pregunta rápidamente sin mirarme porque está revisando unos papeles.

—Hablar contigo.

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