Capítulo 48.

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Siento que alguien acaricia mi cabeza y abro los ojos de inmediato. Me siento de un sopetón al verlo sentado junto a mí. Es Will. Sin esperar a que él reaccione, me lanzo a sus brazos, nos fundimos en un abrazo fuerte y no puedo retener las lágrimas que empiezan a caer por mis mejías.

—¿Por qué me dejaste? —pregunto confundida y un poco enojada—. No lo vuelvas hacer.

—¿Qué? —él me aprieta contra su cuerpo y me gusta esa sensación—. Greta, ¿te encuentras bien? —siento que de pronto me empieza a sacudir de los hombros y entonces la realidad se refleja ante mis ojos. Sólo era un sueño y Trice me observa curiosa—. Estabas soñando. —me informa—. Dijiste el nombre de Will.

—Es mi novio... no recuerdo si aún somos novios. —frunzo el ceño, pensando.

—Es la hora de la cena. —responde entusiasta mientras levanta sus manos y hace movimientos extraños, pero graciosos.

—Quiero una hamburguesa. —digo mientras me sienta en la cama.

—Claro que sí. —dice ella sonriendo sonoramente—. Te traje éstos zapatos, son de tu talla. —me pasa unas Vans color negro con blanco, son bonitas.

—Gracias. —respondo sonriendo y me las pongo después de ponerme un par de calcetas negras que encuentro en ellos.

—Bien, vamos. —Trice me toma del brazo. Me levanto de la cama y observo mis nuevos zapatos, pero recuerdo algo.

—Espera, olvidaste tu... —observo la mesita, pero no hay nada, podría jurar que ahí había un líquido azul—. Olvídalo.

Salimos de la habitación y de pronto siento el ambiente frío y terrorífico que recorre todo mi cuerpo. Caminamos por un pasillo donde hay varios guardias de seguridad, no sé por qué tienen tanta gente aquí. Hay habitaciones a los lados, pero las puertas están cerradas. Hay unos guardias extremadamente atractivos. Los observo con curiosidad y cuando ellos me devuelven la mirada me ruborizo.

—Ellos son muy guapos. —le dio a Trice, en voz baja.

—Ellos son vampiros, nena. —escucho su risita.

Cruzamos el pasillo y entramos en una habitación enorme, sus paredes son de cristal y puedo ver los edificios de afuera, el cielo y la luna que apenas se empieza a formar. Hay muchos jóvenes en éste lugar, escucho risas y muchos murmullos a la vez.

—¿Quiénes son ellos? —aprieto el brazo de Trice.

—Tus compañeros. —me informa. Ella me arrastra hasta el puesto donde sirven comida, toma una bandeja y empieza a llenarla.

Observo con curiosidad a todos los chicos y chicas de ésta habitación, algunos me sonríen y yo correspondo. Todos son jóvenes, sólo los guardias y las mujeres que reparten la comida con mayores.

Trice me lleva hasta una mesa que está vacía, excepto por un chico y una chica morena. El chico me observa por varios segundos y de pronto me empiezo a incomodar. Me siento frente a él y Trice pone la bandeja de comida con el refresco enfrente de mí.

—Vengo enseguida. —me avisa y yo asiento.

—Está bien. —veo como ella se aleja y entonces me quedo sola.

El chico me sigue observando y yo bajo la vista hacia mi comida. El pollo con arroz y verduras en una esquina del plato. Observo mi refresco, se ve rojo y huele rico. Alcanzo una tortilla de maíz del centro de la mesa, ignoro al chico raro y empiezo a comer.

Después de unos minutos aún sigo con la mirada en la mesa, pero siento los ojos del chico raro encima de mí.

—Greta. —escucho mi nombre salir de sus labios. Levanto la vista y frunzo el ceño en defensa—. Hey.

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