KYA - Deborah Hirt ©

Capítulo 30

Termino de colocarme mi vestido, mis tacones de plataforma y sonrío al verme en el espejo. Hoy no pienso quitarme el maquillaje, ni tampoco desarmar ese hermoso peinado. Mike está ahí afuera esperándome y quiero que me vea así. Me siento más hermosa que nunca.

—¿Puedo quedármela? —pregunto en dirección a Dina que coloca mi vestuario en una bolsa negra. Ella posa su mirada sobre mí y sólo asiente sin decir más.

Me despido de todos rápidamente, tomo mi mochila y camino hasta el salón principal. Hay música suave de fondo, las luces siempre son tenues y los chicos están esperándome ahí, al lado del escenario.

Simon es el primero en darme un abrazo. Es algo extraño en Simon, el generalmente bromea y se ríe, pero ahora lo noto serio, muy serio, y eso es algo que me desconcierta por completo.

—Estuviste genial, fea.

—Gracias —respondo con una sonrisa.

Luego recibo las felicitaciones de Blake y Ben. Miro a Mike y él a mí, es ese momento único en el que todo parece desaparecer, donde siento que somos sólo nosotros.

—Hola —digo en un susurro. Él me sonríe y se acerca a mi cara. Besa la comisura de mi boca levemente y hace que mi corazón se detenga por un segundo.

—Hola —susurra sobre mi oído y de verdad me hace estremecer.

—¿Te gustó? —pregunto rápidamente. Estoy aterrada y sólo espero que me diga que sí o no sé qué sentiré.

—Estuviste... —él parece pensar bien sus palabras y veo cómo una sonrisa gigante aparece—. Estuviste sensacional, Kya. Por Dios, eso fue... eres hermosa, estoy sin palabras —Me toma de la cintura, levanta mi cuerpo del suelo y hace que giremos un par de veces. Me río con todas mis fuerzas y él besa mi cuello levemente.

—Qué bueno que te gustó —digo colocando ambas manos en sus hombros para no caer.

—Tienes mucho que contarme, muero por saberlo todo.

—Quiero que lo sepas, es por eso que te pedí que vinieras.

—Lo sé.

Ambos volvemos a mirarnos de nuevo, es ese momento en donde puedo sentir que estamos solos.

—Chicos... —interrumpe Simon sin ningún tipo de expresión en su cara.

Mike me mira y después a su reloj.

—Te invitó a tomar algo. Te llevaré a tu casa después.

—Eh... Sí, claro. Sólo llamaré a mi madre para avisarle y...

Me mira fijamente.

—¿En tu casa antes de media noche? —pregunta con una divertida sonrisa. Golpeo levemente su hombro con mi puño y asiento.

—¿Cómo lo sabes?

Él hace otra mueca y frunce el ceño.

—Bueno, supongo que es algo que le diré a Diana en algunos años.

—Tienes razón.

Me río levemente y él entrelaza nuestras manos. Siento que muero, que me derrito. Es algo tan inofensivo y tan lindo al mismo tiempo... Con Max jamás tuve eso, se siente diferente, es perfecto.

Le entrego las llaves de mi coche a Simon y me despido de los gemelos. Me siento mal al ver la cara de Blake, le prometí que esta sería nuestra noche, que mataríamos el tiempo y que le contaría todo, pero... Mike cambió mis planes, me siento la peor mejor amiga del mundo, pero sé que él lo entenderá.