Capítulo 19

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Miro a Mike por unos segundos, y luego suelto un largo suspiro. Tengo los ojos llenos de lágrimas y estoy enojada con papá. De acuerdo, fui una estúpida, no debí hacerlo, pero sí, todos tienen razón, soy una niñita.

—Lo lamento mucho —digo con voz temblorosa.

—Esto fue un error, Kya... No... No funcionará...

Abro los ojos de par en par y cuando él da un paso al frente, yo tomo su mano porque no quiero que se marche.

—Si funcionará, Mike. Sólo está molesto.

Me mira, pasa sus manos por su cara y vuelve a mirarme.

—Lo mejor que puedo hacer es marcharme, Kya. Me disculparé con tu padre y volveré a casa.

—No quiero que te vayas...

—Espero que termines bien tu noche.

Estoy molesta con él justo ahora.

Suelto su mano y lo miro de manera desafiante. Es un idiota.

—Le temes a mi padre —afirmo sin vacilar.

Él niega levemente con la cabeza y sonríe con cinismo.

—Esto no se trata de tu padre, Kya. Se trata de nosotros, de lo que está pasando... Es...

—¿Es qué? No estoy entendiendo.

—Tampoco estoy entendiendo esto. Necesito...

Antes de que acabe su estúpida frase, coloco mi dedo sobre sus labios y siento como toda la furia de apodera de mí.

—Sabes que, sí, mejor vete. Acabas de arruinarlo todo.

Me mira, me mira por varios segundos, pero no dice nada. Sólo se va.

Me miro al espejo y trato de acabar con mi nuevo peinado. Pero no puedo hacerlo.

Me siento estúpida, me siento mal por lo que me dijo papá. Me siento como una tonta por no haber pensado las cosas con claridad, me siento de mil maneras diferentes. Quiero solucionar las cosas, pero no podré hacerlo si sigo comportándome como una niña, y además de eso, si papá me sigue tratando así.

Tengo muchas cosas que pensar y lo que más necesito es hablar con Simon. Él siempre tiene algo bueno que decir, siempre ayuda a que el problema no sea tan grande.

Miró mi mesa de maquillaje y noto como la luz de mi celular parpadea unas cuantas veces. Lo tomo con temor porque no estoy segura que podrá ser. Si es Mike no sé qué sentiré, y si es Max... Estoy confundida. Mike me gusta, pero he estado enamorada de Max desde que tengo trece años.

*No creo que quieras verme ahí en tu fiesta, sé que soy una mierda, pero te envié un regalo de todas formas. Bss.*

Releo el mensaje unas dos veces. Miro su foto en la pantalla y muerdo mi labio sin saber qué hacer. Él es un idiota, un gran idiota, pero admito que siempre quiero verlo, él me hace sentir extraña.

Cuando lo noto, estoy llamándolo. No sé qué sucederá, pero quiero oír su voz.

—¿Kya? —pregunta elevando la voz. Oigo mucho ruido al otro lado, y odio imaginar el lugar en el que seguramente está.

—Claro que soy Kya. Acabo de ver tu mensaje.

—Sí, ya lo noté —responde de manera seca y dura. Esto no acabará en ninguna parte.

—Eh...

—Es una caja rosa, bastante grande con un lazo. No sabía que regalarte, pero creo que lo que escogí se te verá hermoso. Eres hermosa...

Dejo de respirar por un segundo y luego parpadeo.

—Yo...

—Disfruta tu fiesta, Kya. No tengo toda la noche para hablar. Adiós.

Diez minutos después aparezco en el inmenso salón con el peinado y el maquillaje retocado. Lloré un poco, pero ahora es como si nada hubiese sucedido. Mi madre tiene esa mirada de desconcierto y mi padre sigue con ese rostro implacable de tipo serio y duro. No es el papá que me hubiese gustado tener en mi fiesta de cumpleaños. Todos me aplauden nuevamente, la música sube su volumen y después mamá se acerca a mí.

Mi mente sólo me dice: Mike, Max, Mike, Max, Mike, Max...

—¿Que sucedió arriba? —susurra con una falsa e inmensa sonrisa.

—Estaba besando a Mike y papá se puso como loco.

Ella observa a mi alrededor y frunce el ceño.

—¿Y Mike?

—Acabo de pelear con él por culpa de papá.

Ella niega levemente con la cabeza, me entrega el cuchillo para cortar mi pastel de colores y sonríe para la foto.

—Kya... espera... —dice la voz del animador por micrófono—. Antes de que cortes el pastel, tu padre quiere darte una sorpresa.

Frunzo el ceño y miro hacia todos lados. Mi madre sonríe y papá se coloca al lado de ella y rodea su cintura. Mi madre ya se ha cambiado de atuendo, ya no está disfrazada y ahora lleva un impresionante y ajustado vestido de encaje con un gran peinado cargado de rizos, de esos que tanto me encanta.

—¿Qué ocurre? —murmuro soltando el cuchillo a un lado—, ¿pero qué...?

—¡Solo ven! —chilla mamá con una impresiónate sonrisa. Me toma de la mano y me arrastra hacia el centro de la pista, mientras que las luces de colores bajan su intensidad. Ella toma un pañuelo de seda y lo coloca en mis ojos. No puedo ver nada y eso es algo que realmente me molesta. Oigo risas y gritos, aplausos y más murmullos. Mi madre sostiene mi mano con fuerza y alguien más coloca una pequeña caja entre manos. La toco unas cuantas veces, le quito el moño y tiro la tapa al suelo. Meto mi mano en el interior, pero no siento absolutamente nada. Está vacía. La sacudo para comprobarlo y no hay ni un ruidito, frunzo el ceño y muevo mi cabeza hacia todas partes, pero no siento a nadie cerca de mí. Es una situación horrible. Noto como las luces se ponen más fuertes, pero no distingo ni una sola figura.

—¿Mamá? —pregunto y muevo mis brazos, pero solo oigo risas—. Mamá, no es gracioso.

—Aquí estoy, aquí estoy —dice ella tomando de mi brazo.

Una canción comienza a sonar y todos aplauden al ritmo de ella, es divertida y me hace sonreír de los nervios. Mi madre comienza a bailar a mi lado y me da muchas vueltas como si estuviese intentando marearme de alguna manera. Me quejo, rio, sonrío y vuelvo a quejarme, pero ella muere de risa y me mueve para todas las direcciones, es como si las dos estuviésemos solas en medio de un montón de gente.

—¿Estás lista para tu sorpresa, Kya? —grita el animador con euforia, y todos estallan en aplausos y más gritos—. ¿Estás lista? ¡Verdad que si estás lista!

No tengo tiempo para responder, mi madre deja mi cuerpo quieto en un lugar, me quita la venda de los ojos, trato de poder estabilizar mi mirada y lo único que veo es como las pantallas que estaban al costado del salón comienzan a elevarse. Parpadeo un par de veces y luego mis ojos se llenan de lágrimas. Es lo más hermoso e impresionante que he visto en mi vida.

Mis piernas flaquean por la impresión y me arrodillo en el suelo mientras que cubro mi boca y miro a papá con los ojos repletos de lágrimas de felicidad y al mismo tiempo de culpa. Es... es uno de mis sueños... Es un precioso auto rojo...


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 KYA - Deborah Hirt ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora