Capítulo 46

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Durante el camino a casa nadie dice nada. Mamá conduce, papá mira por la ventanilla y Simon observa la pantalla de su celular. No sé qué sucederá cuando lleguemos, no sé qué le diré a papá, pero está más que claro que no le agradó para nada lo que vio ahí. Tengo deseos de llorar y de gritar. Tenía que hacerlo algún día, pero creo que hoy no era ese día. Me siento como una tonta, tal vez, si le hubiese dicho a papá todo esto antes, hoy no estaríamos así. Dejé pasar muchísimo tiempo, y quiero remediarlo, pero es muy tarde para ello.

—Papá... —murmuro cuando él se va hacia su despacho. Trato de alcanzarlo, pero mamá toma mi mano y niega levemente.

—Tienes que dejarlo solo, Kya. No quiero peleas a esta hora de la noche.

—Tengo que solucionarlo, mamá –murmuro con la voz entrecortada—. Si no le digo todo lo que sucede ahora, no lo diré nunca.

Mamá suspira y suelta mi mano.

—Bien. Estuviste hermosa hoy...

Sonrío levemente y me alejo de ella.

Abro la puerta del despacho y acerco mi cabeza para verlo. Papá está sentado ahí, frente a su escritorio, tiene ese maldito marco con mi foto de bebé en él y lo mira detenidamente. No quiero que esto sea aún más dramático, pero sé que lo será.

—Papá –lo llamo, y después me atrevo a entrar por completo. Él no me mira, es esa maldita indiferencia que tanto me molesta, que hace que quiera gritar de desesperación.

—No quiero hablar ahora, Kya. Ve a dormir –ordena con esa voz cargada de enojo y dureza. Papá no puede ser así siempre, pero quiero arreglar esto ahora.

—Tenemos que hablar.

—Ve a dormir, Kya.

Suelto un suspiro y camino hacia él con furia, enojo, lo que sea. Las monedas de mi traje hacen demasiado ruido y eso lo vuelve aún más desesperante.

—Tenemos que hablar, papá.

Él suelta un suspiro y se pone de pie.

—No tenemos que hablar. Ya vi lo que tenía que ver, y sabes lo que pienso de todo eso.

—Sí, sé lo que piensas, pero eso no significa que lo dejaré de hacer porque no te agrade.

—¿Por qué siempre quieres desafiarme, Kya? –explota, pasándose las manos por su pelo. Ahora si se ve más furioso y desesperado.

—¡No quiero desafiarte papá! –grito aún más fuerte que él. Es momento de hablar—. ¡Lo único que quise hacer todo este tiempo fue no decepcionarte! ¿De acuerdo? ¡Sabía que no te iba a gustar, sabía que no lo entenderías!

—¿Qué no te entendería? ¿Cómo se supone que entienda las cosas si siempre soy el último estúpido en enterarse de todo? ¿Tú de verdad crees que todo lo que pienso sobre eso es por capricho? ¡Nunca vas a saber cómo reaccionaré de verdad si solo supones que diré que no, Kya!

—¡Me estás diciendo que no ahora, papá! –grito de nuevo y golpeo mi muslo derecho con mi mano.

—¡Podía haberte sucedido algo malo! ¿No piensas en eso?

Cierro la boca y solo lo miro. Con gritos no llegaremos a ningún lado. No quiero decir cosas que lastimen a papá, pero me conozco y sé que acabaré haciéndolo. Es mejor calmarme.

—Papá... —susurro, y rápidamente mi voz se corta, mis ojos se llenan de lágrimas y me acerco un poco más a él.

—Soy capaz de morir si algo malo te sucede, Kya... Ese lugar...

 KYA - Deborah Hirt ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora