Capítulo 6

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Llegamos al club y esperamos unos pocos minutos hasta que el guardia de seguridad nos deja pasar a todos. De camino a esta mierda de lugar no he dicho ni una sola palabra. Solo oía como Alex y la pegajosa de Iana se besaban cada vez que nos deteníamos en un maldito semáforo. Es inevitable. Estoy muy molesta y no puedo siquiera verlo. Hemos intercambiado un par de miradas, pero traté de hacerle notar que estoy furiosa y que lo odio. En cambio, su acompañante, Mia, al parecer es tan simpática como Iana y todos se llevan de maravilla. Puedo ver que Simon quiere salir huyendo y comienzo a creer que también quiero hacer eso. No podré soportar esto. Sé lo que hará ahí adentro y creo que si lo veo besando a esa rubia cometeré una locura.

La música suena estruendosamente por todas partes cuando terminamos de caminar por el larguísimo pasillo oscuro. Las luces de neón se mueven y el murmullo de la gente se escucha por encima de la música estruendosa. En la barra están las mismas personas de siempre, con algún que otro trago en la mano mientras que hablan y ríen de algo que seguramente no es gracioso.

—Vamos al V.I.P —dice Alex señalando la escalera caracol exclusiva para miembros. Pongo los ojos en blanco y tomo a Simon del brazo. No hay nada más aburrido que esa sección.

—Simon y yo nos quedaremos aquí —grito en dirección a mi hermano mayor que hace un gesto de desaprobación y luego su novia se mete como siempre.

—No seas así —dice ella con una impresionante sonrisa, mientras que toca su hombro—. No quiero imaginar cómo serás cuando tengamos una hija, Alex —murmura entre risas. Abro los ojos de par en par sin poder creer que ella esté pensando en eso, y contemplo la hermosa sonrisa de Alex que a la vez me preocupa. Él la ama y eso me molesta. Ella no es para él y me duele pensar que voy a perder a mi hermano mayor.

—Cuando tengamos una hija seré mucho peor —asegura con una sonrisa que hace que me enfade aún más. Él va a casarse con ella, tendrán una familia y dejará de ser mi hermanito, ya no seré importante y creo que estoy aún más celosa.

—Vamos o nos quitarán la reserva —dice Max, tomando de la cintura a su rubia amiga. Alex me deja con Simon y antes de subir las escaleras besa mi frente y le da algunas advertencias a Simon. Los veo subir lentamente hacia el otro piso y comprimo todos mis deseos de llorar. Se suponía que esto no debía de suceder así.

—¿Vamos a quedarnos aquí o cómo?—pregunta.

—No, vine a divertirme, y eso haré —aseguro moviéndome hacia la pista de baile. Bajo los dos escalones y me sumerjo en el amplio lugar bajo nivel. Las luces siguen moviéndose de un lado al otro mientras que todos bailan y se mueven por todas partes.

Comienzo a perderme entre la gente y arrastro a Simon conmigo. Me gusta estar en el centro de la pista y llamar la atención. Es algo que he heredado de mamá.

—No quiero hacer esto —dice Simon, sacudiendo su cabeza de un lado al otro. Comienzo a moverme al ritmo de la música, alboroto mi cabello y sonrío.

Adoro venir a este tipo de lugares, pero solo lo hago una o dos veces al mes, por el ballet, y mi alocada vida, dejé esto en segundo plano.

—Vamos, Simon. No seas así —le digo, sacudiéndolo para que baile conmigo. Él pone los ojos en blanco y comienza a mover sus brazos y a hacer un extraño baile robot que me hace estallar en risas. Lo imito durante unos segundos y sigo riendo. Estar con Simon en lugares como estos es extremadamente divertido.

—¡Kya! —grita esa voz a mis espaldas. Simon sonríe con malicia, yo me volteo rápidamente y sin dudarlo abrazo a Blake.

—¡Hola! —chillo emocionada—. ¡Qué bueno que estás aquí!

 KYA - Deborah Hirt ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora