Capítulo 33

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—¿Segura? —susurra dulcemente en mi oído. Siento como sus manos tiemblan, pero las mías también lo hacen. Asiento levemente con la cabeza y él besa mi mejilla. No sé qué es lo que trata de hacer con tantos besos, pero no funciona. Estoy aterrada, pero esto es algo que tiene que suceder. Y sé que con Blake será lo correcto.

No me romperá el corazón.

—Sólo hazlo —le pido en un susurro. Él estira su brazo y se nueve unos centímetros. Abre el cajón de su mesita de noche y rebusca en el interior. Tengo la respiración acelerada y sólo oigo el maldito silencio. Blake regresa a mí y me mira sin saber qué hacer. Nos sentimos como idiotas. Hicimos esto miles de veces, pero antes sólo eran simulacros, ahora es de verdad.

—Yo quiero hacerlo, ¿Y tú? —El me mira extraño.

—Oh, Kya... Si tú supieras... Yo... Claro que quiero.

Me nuevo rápidamente, tumbo su cuerpo en la cama y me encargo de desnudarlo por completo. Al verlo así, completamente para mí, siento la extraña sensación de liberarme y dejar que toda esta mierda pase de una vez.

Abro la cajita de condones y tomo uno del interior. Rasgo el envoltorio con mis dientes y veo como él sonríe. Siempre le gustó que hiciera eso, me decía que me veía sexy. Nuestros juegos nunca llegaron a nada, sólo intentos de dos niños sin experiencia, pero esta vez será diferente. Él y yo tenemos algo especial sin necesidad de tener una relación. Es natural.

—¿Quieres que sea romántico? —pregunta observándome a cada segundo. Esa mirada me incomoda, pero me gusta.

—Sí, quiero que sea lindo para ambos—respondo. Tomo el condón y con cuidado comienzo a desenvolverlo sobre su miembro. No puedo despegar mis ojos de ahí, pero es que... No está nada mal, de hecho está demasiado bien. Y eso me preocupa.

—¿Listo? —pregunta inspeccionando lo que acabo de hacer. Sonrío y siento como mis mejillas se tiñen de rojo. Esto es muy vergonzoso.

—Eso creo —murmuro—, pero no quieres que yo... —señalo su pene y luego a mí. Siempre hago esto y es extraño que no lo haga ahora.

—Haremos eso después —asegura. Se mueve por el colchón, toma de mi cintura y hace que me acueste otra vez. Lo miro por unos segundos y acaricio su mejilla con mis dedos.

—Quiero que sea contigo.

—Yo también, Kya —responde—. Era nuestra promesa, ¿lo recuerdas?

Asiento levemente con la cabeza y él se coloca encima de mí. Acomoda mis piernas y con las yemas de sus dedos hace leves caricias en mi vientre y en mis senos mientras que nos besamos. Me excita, me hace querer más, no sé cómo explicarlo.

—Iremos con calma —susurra hundiendo su nariz en mi pelo.

—Bien.

—Puede doler y... Sólo tienes que decirme que pare y lo haré, ¿de acuerdo?

—Si —respondo con un hilo de voz. Separó más las piernas y él desliza mi ropa interior. Se deshace de ella y no demora ni un sólo segundo en acariciar mi sexo, pero es dulce, suave, delicado. Gimo levemente y hecho mi cabeza hacia atrás. No sé cómo se siente, pero sé que no será perfecto.

—Sólo hazlo —suplico a la espera de algo.

Beso sus labios para incentivarlo y luego siento como tensa sus brazos a mí alrededor para no aplastarme. Blake no es virgen, sabe lo que hace, pero mi promesa fue también suya. Lo haría con él y para ambos sería especial. Yo lo quise así, y está por suceder.

 KYA - Deborah Hirt ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora