Capítulo 18

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Todo está más que listo, nada podrá salir mal. Los invitados esperan haciendo una gran masa de gente alrededor la pista de baile. La comida está lista, los regalos están apilados cerca de la entrada, las tres pantallas gigantes a un costado del salón reproducen en silencio viejos video de los años sesenta, los disfraces están impresionantes, la música suena levemente, mientras que los murmullos de la gente hacen que sienta un poco de nervios por primera vez. Esto será un completo reto, bailaré como suelo bailar, delante de toda mi familia, mis conocidos, mis amigos... Mike, Mike me verá bailar por primera vez y eso es lo que hace que mi estómago se congele por dentro.

Suelto un suspiro. Tomo de la mano de Darren y veo como las luces bajan su intensidad. Es la hora de mi presentación, es la hora de hacer lo que amo hacer sin que nada me importe. Es el momento de comenzar a celebrar mi cumpleaños.

No dejo de pensar en él mientras que espero, no quiero que esté solo ahí. Ninguno de mis invitados me ha visto aún y tengo miedo por Alex, por papá, por todos los celosos sobre protectores que tengo en mi familia. No quiero que hagan una locura, no quiero le hablen, de hecho, no sé para qué demonios invité a todos ellos. Estoy más que preocupada. Confío en Simon, sé que él lo solucionará y sé que mamá también lo hará, pero ella le dirá alguno de sus comentarios de mamá que solo hacen que mis manos tiemblen.

—¿Nerviosa?

—Es mi fiesta, estoy más que nerviosa —respondo mirando a mi compañero de baile.

—No lo estés. Todo saldrá bien, y recuerda...

—El truco —lo interrumpo—. No debo de olvidar el truco, lo sé —respondo soltando un gran suspiro. Será un baile rock. Tengo una hermosa y amplia falda con lunares y un impresionante peinado, mi madre se ha encargado de todo y lo único que quiero es ver a mis padres sonreír y aplaudir. Es lo único que deseo de verdad. Si les gusta esto, tal vez pueda decirle que lo hago siempre y con mucha menos ropa que ahora. Tal vez ya no tenga que mentir.

—¡Recibamos con un fuerte aplaudo a la reina de la noche! —grita el animador, mientras que mi corazón se dispara—. ¡Bienvenidaaaaaaa, Kyaaaaaaa! —exclama mientras que la multitud enloquece.

Las luces se apagan por completo y todos los bailarines detrás de mí se ponen en posición.

Comenzamos a movernos en marcha, todos juntos, mientras que bajamos las escaleras al estilo años ochenta, algunos de los chicos se deslizan por el barandal, mientras que las chicas mueven sus faldas. En el centro de la pista todos se ponen en sus ubicaciones y comienzan a moverse al ritmo de la música. La coreografía es muy marcada y Chris, el coreógrafo, nos ha indicado que las caras son lo más importante. Actúo, como diría mamá, soy la reina del lugar.

El estribillo de "Footloose" comienza a sonar y la música parece aumentar su volumen, tomo a mi compañero de baile y entre sonrisas comenzamos a desplazarnos al igual que los demás por la inmensa e iluminada pista de baile, mientras que todas las faldas se mueven con nuestros pies que están perfectamente coordinados con la canción.

No tengo tiempo para mirar a cada uno de mis invitados, pero veo sonrisas, eso es lo único que veo, lo único que espero. Esto es lo que quiero. Y en el estribillo de nuevo, me muevo mucho más rápido, mis pies se mueven por cuenta propia, los trucos salen a la perfección y cada vez que mi cuerpo se eleva por los aires todos aplauden y parecen sorprendidos. Es el momento, es el más importante, tiene que salir a la perfección. Mi compañero me toma de la cintura, me hace girar en el aire y caigo abierta de piernas en el piso, mientras que todos gritan de la emoción. Me pongo de pie rápidamente y sigo con los típicos pasos de rock, es simplemente perfecto. Muevo mi cabeza, sonrío, sacudo los pies sin dejar de moverlos de un lado al otro y doy vueltas como un trompo, acompañada por toda mi amplia falda de lunares.

 KYA - Deborah Hirt ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora