Capítulo 50.

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El ambiente era abrumador, el numero de personas aumentaba cada vez más y solo pedía para que esas fueran todas, ya que no recordaba que mis compañeros de clases tuvieran familias demasiado grandes. Mejor dicho, ni siquiera sabia que mis compañeros tenían familia. Maldecía por lo bajo al volver a encontrarme con la señora cuyo bastón aplastó mi pie derecho en el centrol comercial, ya que esta no me miraba muy bien. Pero gracias a esta pude ver a Roger, quien estaba hablando con Chad, quien estaba hablado con Katherine, mientras que ella bebía un refresco. Bendecía ese don de ellos, por que la verdad es que no sabía como le hacían para hablar y escuchar al mismo tiempo. Katherine estaba sorprendida por verme, y había llegado a la conclusión de no molestarme más con ella por cosas insensatas. Lo que menos quería hacer era molestarme con alguien, y mucho menos tenerle rencor. En ese día y en todos los días anteriores, mis expectativas eran distintas a como eran esa última vez que estuve en la escuela en lo que creía mis días sublimes.

—Me alegra mucho que estés aquí.—¿Y tus padres?—Dijo Katherine.

—Pues, a mi igual.—Ellos vendrán luego, y tu yo tenemos una conversación pendiente.

—¿Si? ¿Cual?—Preguntó Katherine confundida.

—No estoy molesto por el hecho de que te fueras sin decir nada. Estoy molesto porque tu necesitabas ayuda en ese momento y te rehusaste en aceptar la de tu mejor amigo.

—Perdón por eso, de verdad. Y en ese momento no sabía que hacer, por eso me fui. Pero no quiero saber nada que tenga que ver con esa conversación, eso ya pasó, y no volveré al mismo agujero de donde salí con el autoestima destruido.—Respondió Katherine.

—Te entiendo, y es mejor olvidar, que ha quedarte sentada a pensar en hechos estúpidos que solo fueron parte del «antes» pero en el «ahora» desaparecieron.—Dijo Jade.

—Ustedes si que son indirectos a la hora de hablar de Taylor y Camila.—Dijo Chad.

Chad esperaba risas o que asintiéramos con él pero solo recibió una sencilla cara difuminadora de nosotros. Y debido a esto, quien terminó riendo fue roger.

—¿Oí mi nombre?—Dijo Camila saliendo de la nada.

—La verdad es que solo una persona con problemas mentales, enferma y con malos gustos podría nombrarte.—Respondió Chad en lo que Jade y Katherine lo miraron nuevamente mal, ya que querían evitar problemas.

—Solo hice una pregunta idiota, y pues si, mi novio Taylor lo hace.

—¿No tienes otra cosa de qué hablar?, haz pasado literalmente casi todo el maldito año estableciendo conversaciones que incluyen a Taylor, ¿A caso no tienes vida?—Dijo molesta Katherine.

—Tu no te metas estúpida, no es tu problema.—Respondió Camila.

—No me llames de esa forma y, estoy bendecida de que nada de eso sea mi problema.

—Ya basta.—Dejen sus diferencias para otro momento, hoy, esta noche, disfrutemos, bailemos y compartamos de nuestro último día.—Dijo Roger

—Concuerdo con Roger.—Asintió Jade.

—¡Jade! Después de tanto tiempo sin verte.—Dijo Camila con la más clara expresión de hipocrecia para luego irse.

—Creí que nunca se iría.—Dijo Olivia saliendo de la nada.—Vayamos a bailar.

A simple vista podía notarse que no les importaba el bailar extraño o quizás no tan perfecto, que vacilaban de los últimos momentos juntos, y que en cada risa había un recuerdo que de se conservaba vivo dentro del corazón. Era tan increíble como cosas así me inspiraban. Como el cielo, el clima, las canciones no tan rápidas y mis amigos podían inspirarme. Como todo eso causaba que mi estado de animo cambiara. Eran tan increíble. No me importaba que a lo lejos yo recibiera la atención de todos, de mis antiguos amigos, y compañeros que usualmente no solía tratar pero estuvieron durante casi todo mi vida.

Atrévete a Cambiar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora