Capítulo 43.

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Bajé del auto y me dirigí al mercado.

La lista era algo extensa al igual que los pasillos del mercado. Me había perdido en la variedad de artículos que habían. Lo extraño era que nunca había venido.

Me era difícil conseguir los ravioles ya que estos no eran muy usuales, mientras los buscaba y observaba los pasillos me había sobresaltado al ver a mamá y papá comprando, retrocedí para ver si mi vista no me engañaba y, no me engañó, eran ellos. Cuando estos voltearon su vista hacia a mi aceleré el paso pero era tarde.

—Jade Christopher Mónica Ross, detente ahora mismo.—Dijeron Edward y Caitlin al unísono.

Me había rendido y posé una sonrisa inocente mientras retrocedía nuevamente

—¿Qué haces aquí?

—La mamá de Hazel me pidió el favor de comprarle algunos artículos para su casa y como soy muy generoso le dije que si.

—Está muy bien lo que haces pero aun no tienes licencia para conducir, es mas, ni sabia que conducías.

—Lo sé, pero tenía un poco de pena en decirle que no podía, ¿me disculpan?

—Claro que te disculpamos, y ya era lo suficientemente maduro y responsable como para asumir tus errores, y para evitar de que cometas otros, tu padre te acompañará en el auto que viniste y así prevenir de que seas encarcelado por veinticuatro horas.

—Les agradezco sus buenos consejos y todo eso pero ¿en serio? Son unos mata pasiones, se supone que Hazel y yo estaríamos a solas.

—Descuida ya tendrán tiempo de besuquearce en otro momento.—Dijo Caitlin.

—¡Mamá! ¿Qué dices?

Papá no pudo evitar reír y yo solo entrecerraba los ojos y fruncía el ceño.

—Te veo en un rato.—Dijo Edward.

Nuevamente emprendí mi búsqueda por lo ravioles que no los veía en ninguna parte, pero sabía que si no avanzaba con otra cosa, tardaría horas buscando. Me dirigí al área de legumbres y esto parecería ser lo mas fácil de la lista.

Tomé una canasta y coloqué todo lo que correspondía en ella pero una voz familiar me desconcentró por completo.

—¿Qué tipo de ravioles llevo? ¿El Pelmeni o el Gioza?—Dijo Hazel mientras se decidía.

—Los Pelmeni. Eespera, ¡¿Qué?! ¿No se supone que estabas durmiendo en el auto? Y ¿eso son los ravioles? Estuve mas de media hora buscándolos.—Dijo Jade algo molesto.

—Relaja tu humor Jade, desperté por el sonido de la alarma de un auto, y fue sencillo conseguirlos ya que solo le pedí a un empleado que me dijera el lugar donde estaban, además te ahorre trabajo en conseguir lo que faltaba.

—Perdón, y gracias pero yo podía hacerlo solo.

—Aveces debes dejar que te ayuden, no siempre serás perfecto.

—Cambiando de tema, me encontré a mis padres aquí y papá se molesto ya que no tengo licencia y por eso el nos llevará en el auto de tu mama.

—Un segundo, si no tienes licencia ¿por qué aceptaste venir?

—Aveces resulta que soy muy bueno siendo bueno.

—Bueno, ya tenemos todo lo que estaba en la lista lo que significa que nos podemos ir.

Nos dirigimos a la caja registradora para pagar todo lo que llevábamos, yo me había ofrecido para pagar con mi tarjeta de crédito pero estaba bloqueada y esto me hacia recordar mi vida en la ciudad.

Atrévete a Cambiar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora