Capítulo 36.

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Se notaba como los hermosos ojos color verde oliva de Natalie Hazel Miller se cristalizaban apunto de brotar lágrimas. Ella aun seguía amando a Erick y necesitaba tiempo para superarlo.

Natalie Hazel Miller desentrelazaba nuestras manos y se marchaba llena de variantes sentimientos.

Yo estaba lleno de felicidad inexplicable. No movía ni un musculo de mi rostro al recordar que ella y yo sentíamos lo mismo.

Tenía ganas de saltar y exclamar de felicidad pero no podía mover mis débiles piernas que a simple viste notaba como ellas se burlaban de mi.

Minutos después llegó Katherine con un cuestionario para saber a que vino Hazel y que si ya eramos algo.

Al responderle podía notar su felicidad a kilómetros, hasta casi me levanta de la silla para bailar.

La mañana pasaba muy rápido y casi llegaban mis padres y James, estaba demasiado nervioso por asistir a la clínica puesto que no sabía que me diagnosticarían.

La abuela se acerco a mi para platicarme de como me estaba yendo viviendo aquí. No podía negar que venir aquí fue lo mejor que me había pasado en mi vida, respondí su preguntar y luego se marchó a la sala de estar.

Había pasado toda la mañana en mi habitación sentado en la gloriosa e incomoda silla con mi teléfono explorando innecesariamente las redes, mientras que Katherine se encontraba recostada al suelo enviando mensajes a posiblemente Taylor ya que no tenía amigas después de lo que pasó.

El ventanal producía un sonido extraño supuse que era la brisa de la primavera que se estaba acercando pero al girar mi cara pude notar como el rostro de William Marshall se encontraba apegado al vidrio.

Katherine asustada se puso en pie rápidamente para ver que clase de ladrón era. Pero le dije que abriera la ventana y lo dejara pasar, que era el vecino.

Cuando esta la abrió él cayó bruscamente en mi habitación maldiciendo por lo bajo. Levantó su cuerpo, sacudió su camisa y saludo apenado.

—Hola Jade, chica extraña, disculpa por interrumpir su platica.—Dijo William saludando a Jade y Katherine.

—Hola, nunca cambiaras ¿cierto? Katherine el es William mi vecino, y William ella es Katherine mi mejor amiga.—Respondió con humos negro Jade.

Katherine y William estrecharon las manos.

—Perdón es que me tropecé con una roca, ¿cómo estás?—Dijo William.

—Mejor que tu, claro.—Respondió Jade.

—Relaja tu ego Jade, solo vine a visitarte pero si quieres vengo después.—Dijo William arrepentido de haber venido y saliendo por la ventana.

—Jade, no estuvo bien tratar así al chico, si vino aquí es por que se preocupó por ti y quería platicar.—Dijo Katherine.

— Estoy demasiado feliz como para escucharlo, seguramente me pedirá que lo ayude para cambiar su actitud de chico malo y eso es cuestión de él si se atreve a cambiar o no.—Respondió Jade.

—¿Crees fue la mejor manera de responderle? Se nota tu felicidad, pudiste decirle que viniera en otro momento pero no, siempre mantienes por delante tu sistema egocéntrico. El único que debe atreverse a cambiar de una vez por todas eres tú.—Dijo Katherine saliendo de mi habitación

Todas sus palabras retumbaban en mi cabeza y en parte tení razón. Moví mi silla hasta llegar a la venta, la abrí y exclamé el nombre de William Marshall para pedirle disculpas.

El escuchó desde su habitación y no tardó en ignorarme, exclamé un par de veces mas pero el seguía ignorándome, me di por vencido y me alejé de la ventana dejándola semiabierta.

Atrévete a Cambiar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora