Capítulo V (PARTE 1) - VOLVER

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Aquí tienen el capitulo, disculpen la demora y disfrútenlo!!


- Abuelita te puedo hacer una pregunta – le digo al mismo tiempo que me acurruco a su lado, estamos ya acostadas en mi cama, a punto de dormir, el viaje para mi abuela fue pesado y debe descansar.

- Claro amor, dime – expresa con dulzura

- ¿De que hablaron tú y mi tía? – suelto sin mas

- De ti, me dijo muchas cosas, pero eso me gustaría hablarlo contigo mañana, con más calma cuando me estés enseñando la hacienda. Me tienes que dar un recorrido mi niña – besa mi frente – ahora a descansar – sus palabras hacen que el sueño llegue a mi enseguida, solo asiento levemente y caigo dormida.

Que mi abuela este aquí conmigo, me calma.

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Desayunando pan cakes, juego de naranja y otras frutas con ella, escuchando sus anécdotas, esas que comparte con el abuelo. Como antes, cuando vivía con ellos. Todos ya están en lo suyo, nosotras nos hemos levantado tarde. Se nos pegaron las sabanas.

Le he prometido llevarla a conocer los alrededores. Lo que no sabe es que montara un caballo, no sé si ya lo haya hecho antes. Hoy dará un paseo conmigo a cabello.

Le ayudo a Jessica a recoger todo y le agradezco por el delicioso desayuno. Me apresuro a llevar a mi abuela al establo. Cuando llegamos, veo una gran sonrisa en su rostro, creo que ya sabe lo que hare y creo que le gusta la idea. Don Pedro nos saluda y nosotras a él.

Ambas montamos a yeguas, yo a Girasol y ella a Piura, otra lindura joven y muy mansita. Le enseño todo lo que puedo, le presento a algunas personas e incluso hacemos una carrera hasta que llegamos al pequeño rio, nos bajamos y dejamos que las yeguas tomen agua.

- Emma – me llama y volteo, ella me sonríe y abre sus brazos para mí, llego a ella y la abrazo

- Te amo abuelita, me das paz ahora que estas aquí... conmigo – le confieso y es cierto, siento una tranquilidad que no había sentido desde hace meses.

- Yo también te amo mi niña, sabes que jamás voy a dejar que algo malo te pase. Eres como una hija para mí. Yo te cambie los pañales cuando eras una beba. Yo te prepare los biberones. Yo vi cuando disté los primeros pasos. Yo cure tus heridas cuando caías y yo te llevare a casa – dice y no pude evitar derramar unas lágrimas con sus hermosas palabras, porque es cierto y deseo tanto volver a casa.

- Si y gracias – expreso rompiendo el abrazo, mirándola a los ojos – ¿ahora si me puedes contar? – pregunto, quiero saber. Ella asiente.

- Sentémonos – pide, lo hacemos en unas rocas – Emma, tu madre le había dicho a Amanda que tú le habías pedido este viaje... le dijo que estabas mal por un asunto que sucedió allá y que por eso ella te mandaba para acá, para que logres superarlo – me cuenta y yo pestañeo varias veces sin creerlo ¿mintió? ¿Cómo pudo hacer eso? – ella le pidió a Amanda que te reciba acá, le pidió que te cuidara, que te atendiera y si podía que estudiaras acá – continua ¿ella invento eso? – Emma, ¿qué sucedió allá para que necesites un respiro? – pregunta y yo la quedo viendo a los ojos, sin poder creerlo aún, niego levemente sin decir una palabra y luego desvió mi mirada hacia el rio. ¿Ella hizo esto con una mala o buena intención? Ahora estoy confundida, muy confundida.

- No, no sucedió nada... no entiendo porque ella dijo eso – le respondo

- ¿Miriam mintió? – pregunta con su ceño fruncido

¡LOCO POR TU AMOR, LOCO POR TUS BESOS! ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora