Capítulo VI - TREMENDA MENTIRA

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Disfrútenlo...


Las horas de viaje no fueron tan pesadas al final. Lo pesado fue cuando llegamos a Guayaquil y, aun así, debíamos coger un taxi hasta Machala. Pudo ser otro avión o un bus, pero no, elegimos lo más costoso, un taxi.

 Pudo ser otro avión o un bus, pero no, elegimos lo más costoso, un taxi

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Era lo más rápido y seguro se podría decir. Yo ya estaba demasiada ansiosa, quería estar en casa, casi cuatro horas de viaje: 4 maletas, una guitarra y un bolso de mano. Parecíamos unos ridículos extranjeros de paseo, pero no, bueno al menos yo no. El extranjero de visita y que apenas podía y sabía hablar español era Liam. También teníamos la opción de haber llamado a mi papá, pero eso implicaba que se enterara que estábamos aquí y ya no sería tan sorpresa.

Esas casi cuatro horas de viaje nos sirvió para formar una pequeña amistad con el taxista e incluso conocimos su historia. Con unas agrias bromas, buena música y relatos divertidos, el camino se nos hizo corto.

Un largo suspiro salió de mí, cuando me di cuenta que ya estábamos a un par de cuadras. Mire por la ventana, que nostalgia ver las calles. Por aquí solía caminar con Mia cuando regresábamos del colegio.

"Más que amigos" – de Matisse sonaba en la radio. Yo ya no podía ocultar mi felicidad.

Estoy aquí, he vuelto a mi tierra.

El taxi se estaciono y fui la primera en bajar. Tarareando la canción, di vueltas en la calle como una loca feliz enamorada de su tierra.

Liam y Carlos, "el taxista" ese era su nombre, estaban bajando las maletas.

- Estas muy feliz – habla Liam en español, pero con su acento inglés, asiento varias veces dando vueltas, rio de felicidad. Escucho su risa también.

- Muy bien señorita Emma, todo listo... servido – dice el Carlos el taxista

- Muchas gracias - decimos al unísono Liam y yo. Liam paga con la tarjeta, menos mal se puede.

Camino hasta estar frente a mi casa. Las luces están encendidas, eso quiere decir que hay gente. Hay tres autos estacionados. Uno de ellos, es el de George, el otro de mi padre y el otro desconozco. Tal como decía Mia, hay visita en mi casa.

Nos despedimos de Carlos, y nos quedamos solo los dos en la vereda, con las maletas justo al frente de mi casa, en mi lindo barrio.

- ¿Quieres entrar? – pregunta Liam

- Estoy un poco nerviosa, pero si – digo acomodando bien las maletas para poder arrastrarlas. Hago lo mismo con Andrea. Liam hace lo mismo con su maleta, me ayuda con una. Yo tengo tres en total, con dos me fui, pero regreso con tres y caminamos hacia el portal.

Escucho música dentro de casa, suspiro ya estando en la puerta. Tomo el pomo y lo giro. No voy a tocar, es mi casa y sería un pecado hacer eso.

Dejo que la puerta se abra en su totalidad. No hay nadie en la sala, entro con Liam, dejamos las maletas en la sala y lo invito a la cocina a que vayamos por agua.

¡LOCO POR TU AMOR, LOCO POR TUS BESOS! ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora